Explorando las Vanguardias Artísticas del Siglo XX: Dadaísmo, Surrealismo, Suprematismo y Constructivismo

Clasificado en Plástica y Educación Artística

Escrito el en español con un tamaño de 4,62 KB

Dadaísmo (1915-1922): La Vanguardia Anarquista

El Dadaísmo, el más radical y agresivo de los -ismos de principios del siglo XX, nació en Zúrich, Suiza, de la mano de Tristan Tzara. Esta vanguardia anarquista se opuso rotundamente a cualquier norma social, moral o estética. Fue un movimiento contundente, destructor y provocador, basado en lo absurdo, lo elemental, lo casual y lo azaroso. De hecho, la misma palabra "dadá", que designó el movimiento, se escogió de forma arbitraria en un diccionario.

Su objetivo principal era cuestionar los criterios artísticos fuertemente afianzados y aceptados en la época. El máximo exponente del Dadaísmo fue el artista francés Marcel Duchamp quien, a través de los denominados ready-mades (objetos industriales sin valor elevados a la categoría de obra de arte por el simple hecho de exponerlos en un museo bajo una firma y una fecha), trató de ridiculizar la veneración pasiva y poco crítica del público burgués.

Gracias al movimiento dadaísta, el arte abrió sus fronteras y aceptó otros modos de expresión artística, lo que constituyó su mayor aportación. Este fue el nacimiento de lo que hoy denominamos arte conceptual. Además de Duchamp, otros componentes de este grupo fueron Hans Arp, Francis Picabia, Max Ernst y el fotógrafo Man Ray.

Surrealismo (1924-1939): Explorando el Inconsciente

El Surrealismo comienza con un manifiesto escrito por el poeta André Breton. El término fue acuñado por el escritor Guillaume Apollinaire. Se desarrolla, como se puede deducir por las fechas, en un periodo inestable de entreguerras en el que los intelectuales tratan de comprender la profundidad psíquica del hombre, los sueños y el inconsciente.

Los escritos y teorías del psicoanálisis de Sigmund Freud aportaron la base científica e ideológica, mientras que las obras de Johann Heinrich Füssli y William Blake proporcionaron la influencia artística.

Dos Corrientes del Surrealismo

Podemos hablar de dos tipos de Surrealismo pictórico y dos grandes grupos de pintores surrealistas:

  • Surrealismo figurativo: Representado por Max Ernst, René Magritte, Salvador Dalí y Marc Chagall, quienes exploraron el surrealismo desde una óptica de realismo formal, ya que, a pesar de sus deformidades y transformaciones, nunca abandonaron la referencia real de los objetos.
  • Surrealismo abstracto: Con figuras como Yves Tanguy, Joan Miró, Paul Klee y Hans Arp.

La escultura también fue una parte fundamental de esta tendencia, con artistas como Alberto Giacometti, Henry Moore, Alexander Calder, Max Ernst y Man Ray.

Suprematismo (1915-1919): La Búsqueda de la Sensibilidad Pura

El Suprematismo, vanguardia de origen ruso, comienza con el manifiesto de Kazimir Malevich. Busca la sensibilidad pura del arte a través de un lenguaje plástico nuevo, sin referencias figurativas ni influencias artísticas previas. Evita cualquier referencia de imitación a la naturaleza recurriendo a módulos geométricos de formas puras y perfectas, con un color austero, en especial el uso del blanco y el negro con algún color poco saturado.

Al ser obras de pocos elementos, y además geométricos, la composición y distribución de estos en las obras adquiere una gran importancia.

Constructivismo (1913-1920): La Unión de las Artes

El Constructivismo, vanguardia que comparte origen y fechas con el Suprematismo, tuvo un desarrollo paralelo a este, vigilándose mutuamente en su evolución. Con una alta carga política e ideológica propia de la Revolución Rusa, el Constructivismo pretende la unión entre las artes: pintura, escultura y arquitectura. Por ello, comparte objetivo con una de las escuelas más famosas de la Historia del Arte, la Bauhaus. Este hecho no es casual, pues varios constructivistas fueron profesores o impartieron seminarios en algún momento en dicha escuela alemana.

Sus principales autores fueron Vladimir Tatlin, El Lissitzky, Anton Pevsner y Naum Gabo. Prueba de lo completo de este movimiento es su manifestación cinematográfica, obra de Serguéi Eisenstein, quien tiene en la cinta de “El acorazado Potemkin” un gran ejemplo.

Entradas relacionadas: