Explorando la Vía Láctea: Nebulosas, Estrellas y el Origen del Sistema Solar
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La Vía Láctea es una galaxia espiral que contiene nebulosas, polvo cósmico y entre 100 mil y 300 mil millones de estrellas. En uno de sus brazos se encuentran el Sol, la Tierra y los demás planetas del sistema solar. Está formada por el bulbo o núcleo, el disco y el halo.
Nebulosas
Nubes gaseosas de hidrógeno, helio, elementos químicos pesados en forma de polvo cósmico y cierta cantidad de compuestos orgánicos.
Estrellas
Enormes esferas gaseosas de hidrógeno y helio. Estos gases están tan calientes y alcanzan temperaturas tan elevadas que convierten el interior en una gigantesca bomba de fusión termonuclear.
Proceso de Formación de una Estrella
Cuando una nebulosa comienza a derrumbarse, se fragmenta en glóbulos más pequeños y se forman protoestrellas. Cada protoestrella gira alrededor de su eje donde continúa actuando el colapso gravitatorio, aumentando la temperatura del hidrógeno suficientemente para permitir la fusión termonuclear del hidrógeno para formar helio, que se va acumulando en el núcleo de la estrella.
Esta enorme energía liberada haría explotar la estrella si no fuera porque a esta componente expansiva se le opone la fuerza de la gravedad. Ambas fuerzas se equilibran y la estrella permanece estable hasta que consume todo el hidrógeno. Con el tiempo, todo el hidrógeno se convierte en helio. Con la desaparición del hidrógeno se pierde masa, esto provoca una disminución de la componente gravitatoria y un aumento de la componente expansiva: la superficie de la estrella aumenta y se transforma en una gigante roja.
Sus capas externas se desprenden formando un anillo de humo estelar (nebulosa planetaria), en el interior se aloja el núcleo de la antigua gigante roja, que se transforma en una estrella llamada enana blanca. Cuando agote todo el helio se enfriará lentamente hasta apagarse por completo y se convierte en una enana negra.
Proceso de Formación de una Estrella Gigante/Azul
En las estrellas más grandes que el Sol, la protoestrella se convierte en estrella gigante o estrella azul. Cuando consumen todo el hidrógeno se hinchan y se convierten en supergigantes rojas. Con su fuente de energía desconectada, la supergigante roja se colapsa. Las ondas de choque generadas por la implosión rebotan en un núcleo extremadamente denso produciendo una tremenda explosión.
Como consecuencia de la implosión, el núcleo sufre una compactación y queda convertido en una estrella de neutrones o, si la estrella es muy masiva, en un agujero negro. La fase de explosión de la estrella se llama supernova.
Formación del Sistema Solar
Junto con otras estrellas, se encuentra inmerso en una gigantesca burbuja, llamada Burbuja Local, formada por las explosiones de varias supernovas. La supernova que marcó la muerte de una estrella gigante situada en el extremo de uno de los brazos de la Vía Láctea, pudo representar el nacimiento del Sistema Solar.
La onda expansiva generada por esta gigantesca explosión originó la compactación de una inmensa nebulosa enriquecida con polvo cósmico generado por la supernova, que comenzó a girar y se transformó en un gigantesco disco. El centro del disco se contrajo hasta formar una bola de gas hidrógeno y helio, que se fue compactando y calentando hasta que comenzaron las reacciones nucleares en su interior. En ese instante el Sol se “encendió” y comenzó a emitir energía radiante.
Las regiones periféricas del disco se desgajaron y formaron turbulentos remolinos, donde tuvieron lugar dos tipos de procesos: coagulación y acreción de planetesimales. En cada región del disco comenzó a dominar un solo gran protoplaneta.
Planetas
Astros que orbitan alrededor del Sol, poseen una masa suficiente para que su propia gravedad les permita tener forma casi redonda, y poseen uno o varios satélites.
Planetas Enanos
Iguales que los planetas, pero más pequeños y no tienen otros cuerpos en sus órbitas.