Explorando la Virtud: Fuerza, Excelencia y su Relación con la Costumbre
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Noción de Virtud: *Virtus* y *Areté*
La virtud es un hábito de obrar acciones buenas por parte del sujeto racional, actuando con libertad y con conocimiento del fin. La virtud es poder de creación espiritual, es el poder de producir la acción mejor y de hacer mejor al protagonista de la acción.
La virtud es simultáneamente lo que señalan los vocablos latino y griego *virtus*, fuerza y energía, y *areté*, excelencia humana. La virtud, cuando ya forma parte de nuestro ser, es decir, cuando obramos haciendo el bien porque nace inconscientemente de nosotros mismos, podemos decir que es algo connatural o habitual.
Por lo tanto, la virtud se adquiere por la repetición de actos interiores y exteriores. Estos actos interiores son aquellos que proceden directamente de la razón práctica y de la voluntad del ser, como el querer o el amor.
La virtud es un factor de espiritualización del obrar humano, nos permite conocer nuestras facultades sensibles, da a la conciencia humana el poder de animar y de dirigir hasta los elementos del hombre más reacios a la empresa de la razón.
Virtud y Costumbre: Diferencias Clave
Cabe explicar la relación que existe entre la virtud y la costumbre. La costumbre es una inclinación a obrar siempre de una manera determinada, al igual que la virtud; en cambio, la costumbre se adquiere por la repetición de las mismas acciones y produce después esta misma repetición pero con más firmeza y seguridad. La principal diferencia entre los dos términos es que al obrar por costumbre o por rutina, obras por el mero hecho de estar acostumbrado a ello, en cambio obrar por virtud es porque quieres obrar haciendo el bien, y eso al obrar repetidamente crea una “rutina” en la que obras siempre desde el bien. Mediante la costumbre el ser humano crea un automatismo vacío de espíritu.
Por último, decir que la virtud tiene tres características principales:
- Disposición constante: La victoria sobre adversidades exteriores y sobre las pasiones crea en el alma un dominio que nada podrá destruir. La virtud está anclada en el alma, la costumbre puede ser modificada por muchas causas como la enfermedad o un cambio de medio, la virtud NO.
- Produce prontitud en la acción: Este es el efecto de la perfecta ordenación y unificación de los principios interiores de acción del hombre en la que cada elemento desempeña su papel natural: la razón y la voluntad dirigen y mandan, la sensibilidad se pliega al impulso de ellas y las fuerzas corporales ejecutan con perfección la acción querida.
- La alegría de obrar: Proviene del completo desarrollo de la acción en perfecta conformidad con las disposiciones profundas del que obra y a la vez proporciona gozo en el obrar. Produce el gozo más íntimo, más auténtico, porque estas acciones convienen a las facultades propiamente personales del hombre.
Prudencia y Fortaleza: Virtudes Cardinales
Son, junto a la justicia y sabiduría, VIRTUDES CARDINALES (de ellas derivan todas las demás):
- Prudencia: viene del ejercicio de la razón
- Fortaleza: viene de ejercer las emociones o el espíritu
Prudencia
Es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con moderación; respetando sentimientos, vida y libertades ajenas.
Consta de varios actos:
- Ver (apertura a la realidad)
- Deliberar (sopesar pros y contras)
- Juzgar (la razón comprende la acción a realizar)
- Decidir (llevar a la práctica la acción conveniente)
Fortaleza
Es la virtud de vencer el temor (superar obstáculos) y reafirmar en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Esta virtud puede llevarnos incluso a sacrificar nuestra propia vida en defensa de una causa que consideramos justa.
La fortaleza tiene una doble función:
- Buscar y acometer fines arduos
- Resistir dificultades: paciencia
La esencia de la fortaleza es la unión con el bien; obrar el bien por encima de cualquier cosa (no busca el sufrimiento, sino el bien). No es más fuerte el que más sufre, sino el que se adhiere con más firmeza al bien.