Éxtasis de Santa Teresa y Sant'Ivo alla Sapienza: Dos Obras Maestras del Barroco

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El Éxtasis de Santa Teresa: Culminación del Barroco Escultórico

Los personajes, representados con un naturalismo intencionado, parecen ajenos a la escena central. Al fondo, una arquitectura en profundidad, ejecutada en schiacciato (relieve muy bajo, popularizado por Donatello en el Renacimiento, como en su Altar de San Antonio de Padua, 1450), crea un efecto de perspectiva.

La luz natural se materializa a través de rayos de bronce dorado que envuelven a la santa, suspendidos sobre un cúmulo de nubes. Esta "gloria" celestial permite el vuelo entre los focos de luz indirecta, creando una iluminación escénica. Santa Teresa es representada en el momento de su unión mística con Cristo, una experiencia extática entre lo sobrenatural y lo humano.

El grupo escultórico, núcleo de máxima tensión, es una obra maestra de exquisita factura. Bernini captura magistralmente el éxtasis como una mezcla de turbación espiritual y sensual, demostrando un virtuosismo técnico excepcional. La composición se basa en dos diagonales que se cruzan. Las expresiones faciales son contrastantes: la felicidad del ángel, que recuerda a Eros, clavando la flecha, y el rostro de la santa, desvanecida por el amor, reflejando la literatura mística de la época. La mano caída de Teresa y el contraste de las telas, que ocultan la anatomía, crean un efecto de cascada de rocas, acentuando el contraste de materiales, especialmente con las nubes.

Como dijo Baldinucci, biógrafo de Bernini, él "fue el primero en emprender la unificación de la arquitectura, pintura y escultura de modo que juntas forman un todo magnífico".

Sant'Ivo alla Sapienza: La Genialidad Geométrica de Borromini

Borromini diseñó la iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza (San Ivo de la Sabiduría) entre 1642 y 1662. El edificio se integra en el patio de la Universidad de Roma, originalmente proyectado por Giacomo della Porta. Borromini se adaptó magistralmente al espacio preexistente.

El Contexto Arquitectónico

El patio, de estilo renacentista clásico, presenta dos pisos con arquerías superpuestas y arcos de medio punto sobre pilastras. Un piso superior retranqueado, con ventanas con frontón, completa la estructura. A pesar de la aparente libertad imaginativa de Borromini, su diseño se basa en una rigurosa geometría. El patio se compone de tres cuadrados, con los extremos formando la mitad de otro cuadrado. Borromini utiliza estos extremos para crear el atrio y la fachada cóncava de la iglesia.

La Fachada: Una Ilusión Óptica

A primera vista, la fachada parece contrastar con el resto del patio. Sin embargo, Borromini reutiliza las arquerías y pilastras de Giacomo della Porta. Introduce arcos con torrecillas de transición para enfatizar la concavidad de la fachada, construida en ladrillo con soportes de piedra.

La fachada se divide en dos pisos, con una cornisa, entablamento y rebanco, siguiendo el esquema de Della Porta. Al cubrir los elementos con un muro, Borromini crea ventanas que generan la sensación de un edificio diferente. Un pequeño cuerpo superior retranqueado une las ventanas del tercer piso y sirve como base para el tambor de la bóveda. Sobre la fachada cóncava, se levanta un tambor convexo, creando una contraposición característica del estilo de Borromini.

Pilastras superpuestas a los lados de la parte convexa permiten que la cornisa superior adopte una forma convexa-recta, un sello distintivo de Borromini, resultado de su adaptación al entorno.

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