Fábulas de Esopo

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Unos pescadores habiendo salido de pesca, puesto que nada cogieron, habiéndose fatigado durante mucho tiempo, estaban muy tristes y dispuestos a regresar, pero de repente un atún saltó hacia su barca perseguido por peces más grandes. Y estos tras haberlo cogido se retiraron con agrado. La fábula muestra que muchas veces lo que no proporcionó el oficio lo otorgó el azar.

El leñador y la muerte

Un día un viejo, habiendo cortado leños y llevándolos, recorría un largo camino. Tras desprenderse de la carga a causa de la fatiga del camino, invocaba a la muerte. Habiéndosele aparecido la muerte y habiéndole preguntado la razón por la cual le invocaba, dijo: para que tú me levantes la carga. La fábula muestra que todo hombre es amante de la vida aunque sea desdichado.

La gallina de los huevos de oro

Una mujer viuda, teniendo una gallina que ponía un huevo cada día. Y ciertamente, al haber hecho esto, sucedió que la gallina, habiéndose puesto más gorda, ya ni siquiera ponía una vez al día. La fábula muestra que algunos de los hombres que sean más por codicia pierden también las circunstancias actuales.

Los regalos de los animales

Habiendo celebrado Zeus sus bodas, todos los animales llevaron regalos, cada uno según su capacidad natural. Y una serpiente, arrastrándose, subió con una rosa en la boca. Pero, habiéndola visto, Zeus dijo: de los demás cojo los regalos pero de tu boca no cojo nada en absoluto. La fábula muestra que los favores de los malvados son dignos de temor.

El cuervo y la zorra

Un cuervo, habiéndose apoderado de un trozo de carne, se sentó en un árbol. Y una zorra, habiéndolo visto y queriendo apoderarse de él, le alababa diciendo que le convenía especialmente ser el rey de las aves y que eso sucedería si tuviera voz. Y él, queriendo mostrarle que tenía voz, tras haber arrojado la carne, graznó fuertemente. Y aquella, tras apoderarse de la carne y correr, dijo: cuervo, si también tuvieras mente, nada necesitarías para que reinaras sobre todo.

La perra y su reflejo

Una perra cruzaba el río con un trozo de carne. Al haber visto su propio reflejo en el agua, pensó que era otra perra con un trozo de carne mayor. Por eso habiendo arrojado el propio, se dispuso para quitarle el trozo de carne. Ocurrió que esta se quedó sin ninguno de los 2. La fábula es oportuna para el hombre avaricioso.

La avaricia del dueño

Alguien tenía una hermosa gallina que ponía huevos de oro. Y habiendo creído que dentro de ella había una gran cantidad de oro, y tras sacrificarla, descubrió que era semejante al resto de las gallinas. Este, habiendo esperado encontrar una riqueza reunida, también se vio privado de la pequeña ganancia. El mito muestra que es necesario contentarse con las circunstancias actuales y huir de la insaciabilidad.

Los males ajenos y propios

Prometeo, que había modelado un día a los hombres, colgó de ellos dos alforjas: una de los males ajenos, otra de los males propios, y colocó la de los ajenos delante y la otra detrás. Así pues, por esto ocurrió que los hombres ven los males ajenos desde lejos, pero no ven delante de sí los propios. La fábula es oportuna para el hombre entrometido, que siendo ciego en sus propios asuntos se preocupa de las cosas que nada le interesan.

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