Factores Clave en la Relatividad del Coste Empresarial

Clasificado en Economía

Escrito el en español con un tamaño de 3,29 KB

La Relatividad del Coste: Factores Determinantes

Según la definición de Pedersen, el coste es una valoración, lo que implica que es una magnitud relativa. Su determinación depende de la aplicación de ciertos criterios para fijar dicho dato.

Existen múltiples razones que explican esta relatividad, y dos de las principales son:

1. Valoración Incierta de los Consumos

Como se ha mencionado, para determinar el coste es fundamental conocer la magnitud técnica y la magnitud económica. Aunque en teoría estas magnitudes parecen claras, en la práctica su determinación puede no ser tan objetiva, ya sea para una de ellas o para ambas simultáneamente.

Consideremos el ejemplo de una empresa fabricante de mesas. Si a lo largo de un año ha adquirido materias primas a diferentes precios, surge la pregunta: ¿a qué precio debe imputar el coste de cada mesa vendida? ¿Qué criterio de valoración debe seleccionar (por ejemplo, FIFO, LIFO, etc.)? Es evidente que la subjetividad del coste dependerá directamente de la elección de este criterio. Es crucial recordar el Principio de Uniformidad, que establece que, una vez adoptado un criterio contable, la empresa debe mantenerlo consistentemente para asegurar la comparabilidad de los resultados entre diferentes periodos.

Asimismo, puede darse el caso de conocer la magnitud económica (por ejemplo, un sueldo fijado por hora) pero desconocer la magnitud técnica (el número real de horas trabajadas que implicó una tarea específica).

2. Incertidumbre en la Imputación de Costes a Productos, Pedidos o Servicios

Este problema no se presenta en las empresas de producción simple (aquellas que fabrican un único producto), ya que todos los consumos se imputan directamente a ese producto. Sin embargo, sí surge en las empresas de producción múltiple, que constituyen la mayoría (un ejemplo de empresa de producción simple podría ser una castañera). En estas últimas, existen costes comunes a toda la actividad productiva que deben ser repartidos o asignados. A menudo, no existe una forma directa y objetiva de realizar esta asignación, o simplemente el beneficio derivado de un control exhaustivo es inferior al coste de implementar y mantener dicho control.

Un claro ejemplo de esta situación es la imputación de la energía consumida en una fábrica con múltiples secciones y procesos productivos. Para determinar con exactitud la cantidad de energía a imputar a cada proceso, sería necesario instalar un contador de energía en cada zona y en cada máquina, que registrara su consumo preciso. No obstante, la instalación y el control de un sistema tan detallado resultan excesivamente caros en comparación con la precisión adicional que se obtendría.

Entradas relacionadas: