Fe y Ciencia: Explorando la Armonía entre Creencia y Conocimiento

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Primero, debemos establecer los conceptos básicos de fe y ciencia. La palabra Fe proviene del latín FIDES, que significa creer. Fe es aceptar la palabra del otro, entendiéndola y confiando en que es honesto y, por lo tanto, veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad de aquel a quien se cree. Este reconocimiento de autoridad ocurre cuando se acepta que él o ella tiene conocimiento sobre lo que dice y posee integridad de manera que no engaña. Cuando es a Dios a quien se cree, hablamos de Fe divina. A Dios le debemos fe absoluta porque Él tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz. Si tenemos fe, sabemos que por encima de toda duda y preocupaciones, las enseñanzas de la fe son las enseñanzas de Dios y, por lo tanto, son ciertas y buenas.

Por otro lado, la palabra ciencia (del latín, scientia), significa en sentido estricto “saber”. En un sentido amplio, la ciencia sería el “conjunto de lo que se sabe por haberlo aprendido mediante una continuada actividad mental. Para tener ciencia hay que abarcar al menos todo un sistema de conocimientos. Desde un punto de vista total, la ciencia sería un sistema acumulativo, metódico y provisional de conocimientos producto de una investigación científica.

Podemos decir que mientras estos dos principios estén claros en el hombre, la relación entre la fe y la ciencia es correcta, ya que la finalidad común de ambas es la contemplación de la verdad que ha fijado un criterio e indicado un camino a la inteligencia humana que para nadie que siga la fe católica se le mostraría oscuro o incierto. La verdadera ciencia, cuanto más progresa, más descubre a Dios. Debemos considerar que ciencia y fe tienen un punto en común fundamental, que es el ser humano, y que ambas juntas deben contribuir a alcanzar la felicidad del ser humano. Los conflictos entre fe y razón han sido siempre causados por la ignorancia de los defensores de una u otra parte. Por su parte, la fe al criticar algunos de los avances científicos, no va en contra de la ciencia, sino de determinadas formas de hacer ciencia que pueden atacar a la dignidad del ser humano. No se debe, en nombre de la ciencia, violar la naturaleza humana. Los conflictos entre fe y razón han sido siempre causados por la ignorancia de los defensores de una u otra parte.

Ciencia y fe son dos modos de entender la realidad, se mueven en campos diferentes y no tienen por qué interferirse. La ciencia tiene sus propias técnicas y métodos para investigar las cosas, la vida y al hombre mismo. La fe, a partir de experiencias fundamentales de la vida, se refiere a un Dios de gracia como origen y salvador. Por lo tanto, no debemos pensar que cada vez que la ciencia descubre un secreto, la religión retrocede. La ciencia ofrece la tentación de querer conocer toda la realidad con una exactitud matemática.

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