Fe, Razón y Existencia: La Filosofía de Santo Tomás de Aquino
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La Relación entre Fe y Razón según Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino sostiene que la fe y la razón no pueden contradecirse, ya que ambas proceden de Dios. La filosofía y la teología, aunque distintas, se complementan: las verdades de fe son reveladas por Dios, y las verdades de razón son naturales. Existe un espacio común entre ambas, los preámbulos de la fe, que son verdades reveladas comprensibles por la razón. La filosofía ayuda a explicar y fundamentar las verdades reveladas, promoviendo una armonía entre ambas disciplinas.
La Metafísica de Santo Tomás: Esencia, Existencia y Dios
Santo Tomás afirma que toda sustancia está compuesta por esencia (materia y forma) y existencia (que depende de Dios). Los seres finitos son contingentes, es decir, existen pero no necesariamente. Participan del ser de Dios, quien es el único Ser necesario, eterno, perfecto y trascendente. Todo procede de Dios, que es acto puro. El mal no es una entidad creada ni positiva; es una privación de bien, como también enseñó San Agustín. El mal solo existe como una carencia en lo que, por ser, es bueno. Además, el mal no puede ser querido por la voluntad, ya que esta busca necesariamente el bien o lo que parece serlo. Aunque el mal carece de existencia independiente, su presencia en los seres contingentes es real como privación.
El Fin Último del Ser Humano: La Visión Beatífica
Santo Tomás de Aquino afirma que el fin último del ser humano es conocer a Dios en su esencia divina, lo que constituye la felicidad perfecta o visión beatífica. Este conocimiento trasciende el alcance natural de la razón y la fe, y solo puede lograrse mediante la gracia divina como un don sobrenatural. El deseo natural del ser humano de alcanzar a Dios se orienta hacia este fin por la acción de la gracia. En la experiencia de lo divino, todo lo demás pierde importancia.
La Ética y la Vida Social en Santo Tomás
Dios es la Realidad Suprema, Creador del universo y del orden moral, quien revela al ser humano el bien y el mal. La providencia divina guía el mundo hacia Él, sin privar al ser humano de su libertad. La salvación o condena eterna depende de su comportamiento y la práctica de las virtudes. Las virtudes son esenciales para alcanzar la salvación:
- Virtudes cardinales:
- Prudencia (reflexión sobre los actos)
- Fortaleza (superación del sufrimiento)
- Templanza (control de deseos y pasiones)
- Virtudes teologales:
- Fe
- Esperanza
- Caridad
La vida social debe orientarse al bien común mediante la ley. Además de las leyes divinas, como los Diez Mandamientos, las leyes humanas regulan la convivencia. Estas pueden ser justas (beneficio común) o injustas (beneficio particular).