Fedro: El Legado del Creador de la Fábula Latina
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Introducción a la Fábula y sus Orígenes
La fábula, un relato donde animales personifican vicios y virtudes humanas, culminando con una moraleja, tiene sus raíces en la antigua Grecia. Mientras la épica representaba la vida de la nobleza, la fábula reflejaba la perspectiva del pueblo humilde. Estas narraciones, de probable transmisión oral, circulaban fácilmente entre culturas, mostrando un carácter popular y reivindicativo. Las fábulas servían como crítica satírica de los oprimidos hacia los poderosos.
Fedro: El Padre de la Fábula Latina
Fedro, nacido en Macedonia alrededor del año 15 a.C., llegó a Roma como esclavo de Augusto, quien más tarde le otorgó la libertad. Es reconocido como el creador de la fábula latina como género literario. Publicó cinco libros de fábulas bajo el título de Fábulas Esópicas.
La Obra de Fedro: Fábulas Esópicas
La colección Fábulas Esópicas, que comprende aproximadamente un centenar de fábulas, está escrita en senarios yámbicos, un verso popular asociado a la comedia. Fedro se inspiró en las fábulas esópicas, que a menudo representaban una crítica burlesca del pueblo llano hacia las clases privilegiadas. Algunas de sus obras fueron interpretadas como sátiras políticas, lo que le valió acusaciones e incluso una condena a muerte.
Sin embargo, la intención de Fedro también era instruir a través del entretenimiento. Sus fábulas típicamente siguen un esquema: una narración protagonizada por animales seguida de una moraleja (que puede preceder o seguir al relato). Con el tiempo, Fedro diversificó su estilo, incorporando personajes humanos, anécdotas y episodios históricos.
Estilo y Legado de Fedro
Fedro se caracterizaba por un estilo sencillo y natural. En los prólogos de su obra, destaca su "brevitas dicendi" (brevedad al hablar), su sello distintivo. Curiosamente, ninguno de sus contemporáneos lo menciona. Tras su muerte, el género fabulístico cayó en el olvido hasta la época tardía.
Durante la Edad Media, obras como las del Arcipreste de Hita y Don Juan Manuel recuperaron las fábulas. En el Renacimiento, y en épocas de revalorización de la cultura clásica, las fábulas de Esopo y Fedro fueron ampliamente apreciadas en Europa. Destacaron fabulistas franceses como Rabelais y La Fontaine, y en el siglo XVIII, en España, sobresalieron Iriarte y Samaniego.