Felicidad, Prudencia y Placer: Perspectivas Filosóficas de Aristóteles y Epicuro

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La Tradición Aristotélica: La Felicidad como Fin Último

Aristóteles considera la felicidad (eudaimonia) como el fin último del ser humano. Para alcanzarla, es necesario hacer uso de la razón, la cual debe encauzar nuestros deseos y aspiraciones, eligiendo aquellos que nos conduzcan a una vida plena y feliz. Quien actúa de esta manera posee la virtud de la prudencia (phrónesis).

La Persona Prudente

La persona prudente es aquella que elige pensando en las consecuencias a largo plazo (el futuro) y no solo en la gratificación inmediata (el presente). Se propone únicamente fines buenos, a diferencia de la persona meramente hábil. El prudente domina dos artes esenciales:

  • Aplicar los principios morales a casos concretos: Es imprescindible saber adaptar los principios generales a las situaciones particulares de manera adecuada.
  • Discernir qué deseos deben ser satisfechos: Identificar aquellos deseos cuya satisfacción realmente contribuye a la felicidad duradera.

El Término Medio Aristotélico

Para elegir correctamente en cada situación, Aristóteles propone buscar el término medio, que se encuentra en las virtudes. Según él:

  • La valentía es el término medio entre la temeridad y la cobardía.
  • La templanza se sitúa entre la vida licenciosa y la insensibilidad.
  • La generosidad está entre el despilfarro y la tacañería.

Quien elige consistentemente el término medio demuestra ser prudente.

Cómo Adquirir la Prudencia

La prudencia no es innata, requiere entrenamiento y desarrollo. Es necesario:

  • Saber recordar: La prudencia se nutre de la experiencia pasada.
  • Instruirse: Aprender y adquirir conocimiento.
  • Considerar las circunstancias: Analizar todos los factores relevantes al tomar una decisión.
  • Ser previsor: Anticipar las posibles consecuencias futuras de nuestras acciones.

Aprender a Elegir Bien en la Vida

Para tomar buenas decisiones en distintos ámbitos de la vida:

  • Desarrollo personal: Las cualidades innatas pueden potenciarse, y las que no poseemos pueden adquirirse con esfuerzo.
  • Elección profesional: Al elegir una profesión, es fundamental tener en cuenta nuestras capacidades y aptitudes.
  • Relaciones interpersonales: Tratar con respeto a nuestra pareja, amigos y familiares es crucial.
  • Ocio significativo: Nuestras actividades de ocio deben permitirnos la relajación y, a la vez, enriquecer nuestra personalidad.
  • Convicciones personales: La elección de creencias o una filosofía de vida debe ser personal, sin basarse únicamente en modas o tradiciones familiares.

La Tradición Hedonista: El Placer según Epicuro

Epicuro aborda la cuestión de la felicidad desde la perspectiva hedonista, basándose en tres puntos clave:

  1. Todos los seres vivos buscan el placer y huyen del dolor por naturaleza.
  2. La felicidad consiste en organizar nuestra vida de manera que consigamos el máximo placer posible y el mínimo dolor (ataraxia y aponia).
  3. La razón moral debe ser calculadora: su función es sopesar y elegir las acciones que conduzcan al mayor placer neto a largo plazo.

Hedonismo Individual y Social (Utilitarismo)

Inicialmente, el hedonismo se centra en lograr el máximo placer individual. Sin embargo, esta perspectiva evoluciona hacia un enfoque social conocido como utilitarismo. Este reconoce que los seres humanos poseemos sentimientos sociales, como la simpatía (la capacidad de ponernos en el lugar del otro). El principio moral fundamental del utilitarismo es buscar "la mayor felicidad para el mayor número de seres vivos".

La Razón Calculadora y Tipos de Placer

La forma de calcular el placer varía según el filósofo:

  • Según Epicuro: Distingue entre:
    • Placeres estables (catastemáticos): Consisten en la armonía y ausencia de dolor en cuerpo (aponia) y alma (ataraxia). Son considerados superiores porque los placeres positivos pueden llevar al dolor si no se gestionan bien.
    • Placeres positivos (cinéticos): Buscan activamente la alegría y la satisfacción momentánea.
  • Según Jeremy Bentham: Cree que los placeres son iguales en cualidad y solo difieren en cantidad (intensidad, duración, certeza, proximidad, fecundidad, pureza, extensión). Por lo tanto, se pueden medir y calcular objetivamente (cálculo felicífico) para determinar qué acción produce más placer.
  • Según John Stuart Mill: Afirma que los placeres se diferencian principalmente por su cualidad, no solo por la cantidad. Existen placeres superiores (intelectuales, morales, estéticos) e inferiores (sensoriales, más cercanos a los animales). Sostiene que quienes han experimentado ambos tipos prefieren los superiores, acuñando la frase: "Más vale ser un Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho".

Obstáculos para la Felicidad y el Bienestar

Diversos factores pueden impedirnos alcanzar la felicidad y el bienestar en la vida cotidiana:

  • Miedo al aburrimiento: La búsqueda constante de estímulos, a veces peligrosos, para evitar el tedio.
  • Exceso de competitividad: Puede llevar al aislamiento social, al estrés y a descuidar relaciones importantes.
  • Estrés: La tensión física y mental prolongada derivada de las presiones externas o internas.
  • Envidia: El resentimiento o tristeza por el bien ajeno.
  • Sentimiento de culpabilidad: Remordimientos excesivos o injustificados que minan la autoestima.
  • Manía persecutoria: Sensación infundada y angustiosa de ser perseguido o perjudicado por otros.
  • Miedo al "qué dirán": Preocupación excesiva por la opinión y el juicio de los demás, limitando la autenticidad.

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