El Fenómeno Urbano en España: Criterios de Definición y Evolución Histórica
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El Concepto de Ciudad y su Estructura
(Tema 11: La Ciudad)
Criterios que Definen la Ciudad
El Número de Habitantes
En España se considera ciudad todo núcleo a partir de los 10.000 habitantes. En Países Bajos, el mínimo es de 20.000; en Bélgica y Austria, 5.000; y en Portugal, Francia y Argentina, 2.000. Por el contrario, en Suecia el mínimo es de 200 habitantes.
La Concentración del Hábitat, la Densidad y la Continuidad
La concentración es una característica distintiva del centro de las ciudades.
La Actividad Económica de la Población
La ciudad se caracteriza por la diversidad de actividades de sus habitantes, entre las que predominan las ocupaciones del sector secundario (industria) y terciario (servicios).
La Organización e Influencia Territorial
La ciudad concentra numerosas actividades que aglutinan flujos de personas, productos, capitales, ideas, etc.
Los Estilos de Vida y de Relaciones Sociales
En general, las ciudades se caracterizan por su mayor tolerancia y dinamismo. A pesar de ello, a la población a menudo le atraen los ritmos más lentos del medio rural.
La Concentración de Funciones
Las funciones que predominan en una ciudad vienen definidas por las actividades y profesiones que ejercen sus habitantes.
La Evolución de la Ciudad en España
La Ciudad Preindustrial (Hasta el Siglo XVIII)
Hasta el siglo XVIII, en la ciudad habitaban comerciantes, artesanos, terratenientes, funcionarios del ejército y de la administración. Sin embargo, la mayoría de la gente vivía en el campo.
La Ciudad Romana
Las ciudades romanas solían tener una estructura ortogonal y disponer de calzadas pavimentadas, sistemas de agua potable, teatros, templos, etc. En ocasiones, reunían a miles de habitantes. Desde las ciudades de la costa se exportaban productos agrícolas y, en ocasiones, esclavos.
La Ciudad Medieval
La mayoría de las ciudades del Norte peninsular empezaron a ganar población. Localidades situadas en cruces de caminos o en puntos entre el llano y la montaña se fueron convirtiendo en centros privilegiados de intercambios comerciales, como Toledo, Burgos, Valladolid, Zaragoza, entre otras.
Así, comenzó una etapa de esplendor económico, político y cultural que se reflejó en la construcción de palacios y catedrales. Estos edificios importantes solían estar en la plaza central.
La Ciudad Moderna
Las ciudades perdieron peso político ante el proceso de centralización del Estado. Felipe II estableció la capital en Madrid.
Hacia finales del siglo XVII y en el siglo XVIII se inició un cambio de dinámica, ya que el crecimiento urbano se concentró en la costa mediterránea, mientras las ciudades castellanas perdían población debido a la crisis económica.
La Ciudad Industrial del Siglo XIX
La Revolución Industrial guarda una estrecha relación con el fenómeno urbano, marcando el inicio de una profunda transformación de las ciudades en el siglo XIX. Este periodo vio un aumento significativo en el número de habitantes de las ciudades, así como una transformación de sus funciones y organización social.
La Fábrica y la Producción Industrial
Las fábricas supusieron un impacto arquitectónico y urbanístico en las ciudades y propiciaron el crecimiento acelerado del fenómeno urbano. La mayoría de las industrias de este sector se localizaron en ciudades de Cataluña.
La Inmigración Urbana y el Éxodo Rural
La implantación de una nueva división provincial en 1833 supuso la concentración de numerosas funciones de tipo político-administrativo, generando empleo para muchas personas.
La Expansión y la Segregación Urbana
La destrucción de murallas y el desarrollo de los transportes permitieron planificar el crecimiento de la ciudad a través de los ensanches.
Empezaron a surgir dos clases sociales urbanas: el proletariado obrero y la burguesía industrial. Ambas clases quedaron espacialmente aisladas en sus respectivos barrios, separados por sus distintos niveles de vida.