Fernando Alonso y Ferrari: La Cautela Estratégica en la Fórmula 1
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Un domingo como el del estreno del Mundial en Australia, Fernando Alonso acabó la jornada cenando en el hotel Crown un plato combinado. Ante el huevo frito, miró fijamente a sus compañeros de mesa y dijo: «Ganamos este Mundial». Era 2005 y acertó de lleno en su atrevido vaticinio. Anoche, tras años de experiencia acumulada, no lanzó el mismo órdago.
Los difíciles años que está atravesando en Ferrari le han enseñado a ser prudente, tanto en la euforia como en el desengaño. Sabe que la temporada es muy larga y que, en su caso, no es indispensable disponer de un coche imperial para terminar peleando por el campeonato. Así lo hizo en 2010 y 2012, cuando rozó el título.
El Rendimiento de Ferrari en Melbourne: Una Realidad Desafiante
El huevo frito no le habló esta vez, pero la primera carrera sí le confirmó un escenario que intuía tras las pruebas invernales: el Ferrari está por detrás de un buen puñado de adversarios. «No estoy contento con el rendimiento», confirmó desde Melbourne.
Salió quinto y acabó quinto (cuarto gracias a la sanción a Ricciardo), sin ser capaz de superar a Hülkenberg en la pista porque la velocidad punta de su coche no se lo permitió, por mucho que la prensa italiana apuntara que el monoplaza rojo en los test de Baréin era diez kilómetros por hora más rápido en las rectas que el Mercedes. De hecho, el Ferrari de Australia apenas presentaba evoluciones mecánicas (sí de software) respecto al modelo de los últimos entrenamientos. Otros, sin embargo, sí han crecido mucho en quince días.
Red Bull parecía desahuciada en las semanas previas y ayer, aunque Vettel tuvo que abandonar, Ricciardo sí exhibió mejor ritmo que el coche italiano. Alonso solo consiguió adelantar al Force India (motor Mercedes también) en los boxes, mientras los problemas del resto le hicieron ir subiendo en la parrilla hasta una provechosa cuarta plaza.
La tarde de Melbourne dejó en Ferrari una agridulce sensación: contentos por los doce puntos (doce más que Vettel o Hamilton, arruinados ayer) y la fiabilidad, pero con la sensación de que si los monoplazas con motor Mercedes hubieran resistido en la pista, la posición del español sería mucho peor. En prestaciones, están lejos de la marca alemana, la más poderosa en este caótico arranque.
Nuevas Regulaciones y la Gestión del Combustible
En los boxes y a través de la radio, ayer se llegaron a vivir auténticas ceremonias de confusión, según cuentan desde los equipos, perdidos todos con el nuevo reglamento y la limitación de gasolina. Los pilotos deben acostumbrarse a gestionar su combustible ante el riesgo de quedar tirados en la cuneta si agotan antes de llegar a la meta sus cien kilos del depósito. Tal control no resulta una medida que vaya a incentivar el espectáculo en la pista, con todos temblando por su autonomía.
El Desafío de Ferrari: Inversión y Adaptación
«Tenemos que mejorar el coche», reconoce Stefano Domenicali en un discurso ya conocido en Ferrari. Han llegado más tarde que Mercedes al fuerte cambio reglamentario de este año. En la Scuderia recuerdan la fabulosa inversión de la firma alemana en los últimos cinco años (ciento cuarenta millones de euros, con seiscientos empleados en la factoría) para conseguir el nuevo motor, pero los recursos económicos no parecen el principal problema en Maranello.