Fernando VII: Restauración Absolutista y Trienio Liberal en la España del Siglo XIX
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Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo
El Golpe de Estado y la Represión (1814)
A su retorno a España, Fernando VII manifestó rápidamente cuáles eran sus intenciones. Recibido con entusiasmo por dondequiera que pasaba, el rey se dirigió a Valencia. Allí, el 4 de mayo, desencadenó un golpe de Estado, declaró nula toda su actuación y, por tanto, abolió la Constitución. Paralelamente, el general Eguía fue enviado a Madrid con la orden de tomar la sede de las Cortes y proceder a detener regentes, ministros y diputados. El golpe de Estado fue posible gracias al apoyo prestado por parte del ejército, de la nobleza y del clero, expresado en el Manifiesto de los Persas. En él se defendía la vuelta al Antiguo Régimen, al absolutismo real y a la alianza del altar y el trono, detrás de la cual estaba la Iglesia. El golpe también fue respaldado por parte del pueblo llano.
El retorno del absolutismo en mayo de 1814 no es un hecho aislado en Europa, sino que se inscribe en un proceso general de restauración del Antiguo Régimen en todo el continente. Las potencias vencedoras de Napoleón firmaron, tras el Congreso de Viena, un acuerdo para preservar Europa de movimientos liberales. Consecuencia inmediata del golpe fue la represión: se detuvo y juzgó a liberales y afrancesados por conspiración contra el rey y traición.
El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Fernando VII gobernó en permanente inestabilidad política con continuos cambios de ministros. No había una línea clara de actuación ni sus consejeros tenían altas capacidades para la política. La camarilla estaba formada por hombres de confianza del rey, clérigos, aristócratas y consejeros. La situación económica era desastrosa. Tras el largo periodo de guerras en toda Europa, se produjo una caída de los precios gracias a una racha de buenas cosechas, lo que acabó perjudicando a los campesinos. Pero el problema más grave era la quiebra financiera del Estado: cada año se gastaba más de lo que se ingresaba y los intereses de la enorme deuda acumulada iban en aumento. La situación de los campesinos se agravó por las medidas tomadas en 1814. La restitución de sus bienes y privilegios a la nobleza hizo subir la tensión en zonas agrarias. El descontento no se limitó al campo; se extendió también poco a poco en las ciudades. El ejército también se vio perjudicado. Poco a poco se reorganizó el movimiento clandestino liberal. Surgieron los círculos secretos y sociedades masónicas en las principales ciudades, sobre todo entre los oficiales jóvenes y revolucionarios.
El Trienio Constitucional: Características Políticas (1820-1823)
Finalmente, el 1 de enero de 1820, el comandante Riego, jefe de las tropas expedicionarias acantonadas en Cabezas de San Juan (enviadas a América), se pronunció con éxito en favor de la Constitución. El periodo del Trienio Constitucional se caracterizó por la agitación política permanente debida a diferentes causas. En primer lugar, la propia división entre los liberales: por un lado, estaban los moderados, partidarios de un gobierno fuerte, de una libertad de prensa limitada y del orden social. Por otro lado, estaban los radicales (o exaltados), que eran partidarios de una aplicación avanzada de la Constitución: control parlamentario del gobierno, sufragio universal, libertad de opinión, defensa de la propiedad, anticlericalismo, etc. Este grupo estaba compuesto por abogados jóvenes, intelectuales y militares. Una segunda fuente de inestabilidad la constituyó la actitud involucionista del rey: mantuvo a su lado ministros absolutistas, se enfrentó a las Cortes, vetó leyes y manifestó su desconfianza hacia los ministros liberales.