Figuras Clave de la Poesía Española: Generación del 27
Clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 2,72 KB
Principales Poetas de la Generación del 27
Pedro Salinas (1891-1951)
Nacido en Madrid, Pedro Salinas destacó por su labor como profesor, crítico literario y catedrático de Literatura. Influenciado por la obra de Juan Ramón Jiménez, cultivó la poesía pura, buscando la esencia oculta de las cosas a través de un lenguaje intelectualizado, aparentemente sencillo y, a veces, contradictorio.
En sus primeros libros, como Presagios (1923), se aprecia una mezcla de la poesía pura de Juan Ramón con temas futuristas. Sin embargo, la fama le llegó con tres libros que conforman un ciclo amoroso:
- La voz a ti debida (1933)
- Razón de amor (1936)
- Largo lamento (1939)
Su poesía se caracteriza por ser humanizada y rica en ideas conceptistas, que resuelve mediante metáforas recurrentes y juegos de palabras. Durante su etapa del exilio, su obra se vuelve más comprometida, reflejando una profunda reflexión sobre el futuro de la humanidad en poemas como Todo más claro (1949) y Confianza (1955).
Jorge Guillén (1893-1984)
La obra de Jorge Guillén mantiene una notable unidad temática, aunque se puede apreciar una sutil evolución. Su visión del mundo, del universo, de la vida, de la naturaleza y del ser, lo conducen a un esplendoroso vitalismo. Su libro más importante es Cántico (1928), donde presenta un mundo perfecto en armonía, con una gran exaltación vital.
Gerardo Diego (1896-1987)
En la obra de Gerardo Diego se alternan la poesía de tipo vanguardista y la de corte tradicional. Fue un impulsor del ultraísmo y también recurrió al creacionismo. A su vez, alcanzó un dominio exquisito de metros populares y clásicos, como el romance y el soneto.
Dentro de su tendencia vanguardista, destacan libros como:
- Imagen (1921)
- Limbo (1921)
En su vertiente más tradicional, sobresalen obras como Versos Humanos (1925).
Vicente Aleixandre (1898-1984)
Vicente Aleixandre estuvo muy relacionado con el surrealismo. Sus obras se caracterizan por imágenes racionales, visionarias y un complejo mundo de símbolos, como se aprecia en:
- Espadas como labios (1932)
- Sombra del paraíso (1944)
A partir de Historia del corazón (1954), Aleixandre elimina la deshumanización vanguardista y depura la forma para reflexionar sobre la condición humana.