Figuras Clave del Siglo de Oro: Garcilaso, Góngora y Quevedo

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Garcilaso de la Vega: El Ideal Renacentista

Garcilaso de la Vega, nacido en Toledo en 1501 y fallecido en Niza en 1536, representa el ideal del hombre renacentista: de buen linaje, virtuoso, exquisito cortesano, buen militar y, sobre todo, excelente poeta. Su figura es central en la literatura española del Renacimiento.

Obra Poética de Garcilaso

La obra de Garcilaso es breve, pero abarca la práctica totalidad de los géneros y temas de la tradición posterior. Consta de:

  • Una cuarentena de sonetos
  • Cuatro canciones
  • La célebre Oda a la flor del Gnido
  • Dos elegías
  • Una epístola
  • Tres églogas

El amor es el tema constante de su lírica. En cuanto a los sonetos y canciones, Garcilaso relata, como si de un breve cancionero se tratara, el proceso de un amor predestinado que provoca en el amante dolor y melancolía. Estas composiciones se dividen en dos grupos principales:

  • Poemas anteriores a 1533
  • Poemas posteriores a 1533

Por otra parte, Garcilaso compuso tres églogas, que son la Égloga I, la Égloga II y la Égloga III, obras cumbre de la poesía pastoril.

Luis de Góngora y Argote: El Maestro del Culteranismo

Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro. Es el máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con una simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo. Su obra fue imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América. Como si se tratara de un clásico latino, sus escritos fueron objeto de exégesis ya en su misma época.

Estilo y Aportación de Góngora

Aunque en sus obras iniciales ya encontramos el típico conceptismo del Barroco, Góngora, cuyo talante era el de un esteta descontentadizo, quedó inconforme y decidió intentar, según sus propias palabras, «hacer algo no para muchos». Intensificó aún más la retórica y la imitación de la poesía latina clásica, introduciendo numerosos cultismos y una sintaxis basada en el hipérbaton y en la simetría. Igualmente, estuvo muy atento a la sonoridad del verso, que cuidaba como un auténtico músico de la palabra. Era un gran "pintor de los oídos" y llenaba epicúreamente sus versos de matices sensoriales de color, sonido y tacto, creando una experiencia estética única.

Francisco de Quevedo: Genio del Conceptismo Barroco

Francisco de Quevedo nació en Madrid en 1580 y murió en Villanueva de los Infantes en 1645. A lo largo de su vida, participó en varias intrigas políticas que le ocasionaron dos encarcelamientos y bastantes sinsabores. Quevedo es autor de una obra excepcional, tanto en el campo de la poesía como en el de la narrativa.

Dominio del Lenguaje y Temática

En ambos ámbitos, su literatura se distingue por un asombroso dominio del lenguaje, que le permite crear asociaciones verbales insólitas, a través de las cuales logra transmitir una imagen grotesca de la realidad. La obra poética de Quevedo se suele clasificar según un criterio temático:

  • Poemas metafísicos
  • Poemas morales
  • Poemas religiosos
  • Poemas de circunstancias
  • Poemas amorosos
  • Poemas satíricos

En la producción en prosa de Quevedo, destacan una novela picaresca, El Buscón, y dos obras satírico-morales: Los Sueños y La Hora de Todos.

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