Filosofía Aristotélica: Causas, Ética y Política para el Bienestar Humano
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Las Cuatro Causas de Aristóteles: Comprendiendo la Realidad
Para explicar la naturaleza de la realidad y el "porqué" de las cosas, Aristóteles desarrolló la teoría de las cuatro causas. Según esta perspectiva, todo lo que existe está compuesto de individuos concretos, a los que denomina sustancias, y cada una de estas sustancias posee cuatro causas fundamentales:
- Causa Material: Es la materia de la que está hecho el individuo. Por ejemplo, el vidrio de una copa.
- Causa Formal: Es la estructura o el diseño que posee el individuo, aquello que le confiere su esencia y lo hace ser lo que es. En el caso de la copa, sería su diseño cóncavo que permite contener líquidos y su base para sostenerse, lo que la distingue de un vaso o una taza.
- Causa Eficiente: Se refiere al agente o creador que produjo al individuo en cuestión. Siguiendo el ejemplo, el artesano que elaboró la copa es su causa eficiente.
- Causa Final: Consiste en el propósito, la función o la finalidad para la cual cada cosa fue creada. La causa final de la copa es almacenar líquidos para poder beberlos.
Ética Aristotélica: Virtud, Felicidad y Justicia
La ética aristotélica se centra en el desarrollo de un carácter virtuoso a través de la repetición consciente de acciones correctas. Estos hábitos, al ser elegidos deliberadamente, moldean nuestra personalidad y determinan el tipo de persona en que nos convertimos. La clave para alcanzar la felicidad (eudaimonia) y elegir buenos hábitos radica en evitar los extremos y buscar el punto medio adecuado a nuestras circunstancias personales. Por ejemplo, un soldado demuestra valentía al evitar tanto la cobardía como la imprudencia, y la generosidad se encuentra entre la tacañería y el derroche.
Virtudes Dianoéticas y la Prudencia
Las virtudes dianoéticas, según Aristóteles, están ligadas al intelecto y nos capacitan para comprender la realidad y actuar de manera consecuente. Entre ellas se destacan la sabiduría, la ciencia y el arte. Sin embargo, la más crucial es la prudencia (phrónesis), ya que permite a la razón discernir la mejor forma de comportarse en la práctica. La prudencia es la virtud que guía al individuo a encontrar el punto medio óptimo en cada situación, considerando siempre sus particularidades.
Justicia Conmutativa
Este tipo de justicia se basa en la equivalencia en los intercambios, asegurando que haya un equilibrio en el valor de los bienes o servicios dados y recibidos.
Justicia Distributiva
Se fundamenta en el principio de dar más a quienes poseen más recursos y de asistir en mayor medida a quienes lo necesitan, como se observa en sistemas de impuestos progresivos y la redistribución de recursos.
Política Aristotélica: Formas de Gobierno y el Estado Ideal
A diferencia de Platón, Aristóteles adoptó un enfoque pragmático al analizar las diversas formas de organización social de su época. Clasificó los sistemas políticos en justos e injustos, dependiendo de si su objetivo principal era el bien común de la sociedad o el beneficio particular de los gobernantes.
Sistemas Políticos Justos:
- Monarquía: El poder es ejercido por una sola persona con el propósito de buscar el bien común.
- Aristocracia: Un grupo selecto de personas gobierna en beneficio colectivo de la comunidad.
- Democracia o República (Politeía): El poder reside en el pueblo, con un enfoque primordial en el bien común.
Sistemas Políticos Injustos:
- Tiranía: Una sola persona ejerce el poder para su propio beneficio, sin considerar el bienestar de los gobernados.
- Oligarquía: El poder está concentrado en manos de unos pocos, quienes lo utilizan para sus intereses particulares.
- Demagogia: La mayoría ejerce el poder de manera egoísta, ignorando los derechos y el bienestar de las minorías.
Aristóteles rechazaba la noción de un gobierno ideal universal, como proponía Platón, argumentando que cada territorio, economía y sociedad posee características únicas que requieren adaptaciones. Para él, cualquier forma de gobierno (monarquía, aristocracia o democracia) puede ser justa si persigue el bien común y no los intereses egoístas de quienes ostentan el poder.
No obstante, si tuviera que diseñar el mejor régimen político, Aristóteles propondría un Estado de tamaño moderado: lo suficientemente grande para ser autosuficiente, pero no tan extenso como para que los ciudadanos no puedan conocerse entre sí. Además, este régimen ideal debería ser un gobierno moderado, liderado por la clase media. Esta clase, al no ser ni excesivamente rica ni extremadamente pobre, es capaz de evitar los extremos y de buscar el bienestar general de la sociedad, promoviendo la estabilidad y la justicia.