Filosofía Contemporánea: Diversidad de Enfoques y Críticas a la Tradición

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Visión Panorámica

La filosofía contemporánea, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta hoy, se destaca por su diversidad de enfoques, todos arraigados en el pensamiento moderno y la Ilustración. Surge como reacción a Hegel, quien postulaba un idealismo absoluto donde razón, sujeto y realidad se identificaban. Marx y Nietzsche criticaron este enfoque. Marx enfocó en la praxis sobre la teoría, buscando transformar la sociedad a través del conocimiento filosófico de las estructuras económicas. Nietzsche, por otro lado, cuestionó la cultura occidental, promoviendo la creatividad y la sensibilidad como alternativas al nihilismo.

Corrientes Filosóficas del Siglo XX

El siglo XX vio surgir diversas corrientes filosóficas en respuesta a los cambios sociales, políticos y culturales. La filosofía analítica, liderada por Wittgenstein, se destacó por su enfoque en el análisis lógico del lenguaje y la clarificación de conceptos.

En contraste, la fenomenología de Husserl buscó una ciencia filosófica fundamental para dar sentido a la existencia y la realidad, criticando el positivismo por su falta de preocupación por el sentido de la vida.

El existencialismo, encabezado por Sartre y Camus, desconfió de la razón y exploró la singularidad de la experiencia humana, criticando los ideales ilustrados de libertad y progreso. La Escuela de Frankfurt analizó críticamente la sociedad industrializada, buscando la liberación humana a través del estudio de las estructuras económicas y sociales. Los pensadores posmodernos argumentaron que la explicación global era imposible, promoviendo la aceptación de la pluralidad de pensamientos y valores.

En España, la filosofía se reformó después de la guerra civil y la dictadura de Franco, con movimientos sociales como el feminismo y el ecologismo buscando alternativas críticas a la cultura dominante, mientras que filósofos como Unamuno y Ortega plantearon proyectos educativos y reformistas para la regeneración de la sociedad española.

Materialismo Histórico y Comunismo

Para Marx, la historia se caracteriza por ser la sucesión de los diferentes modos de producción, el último de los cuales, en el que hoy día estamos insertos y el causante de nuestra alienación, es el modo de producción capitalista. El concepto modo de producción hace referencia a la totalidad del sistema social, tanto a la estructura económica como a los niveles jurídico, político y cultural.

Así, en todo modo de producción podemos distinguir dos grandes niveles:

  1. La infraestructura o estructura económica: es la base fundamental sobre la que descansa todo el proceso de producción, al cual condiciona. Está constituida por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Según el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, se establecen determinadas relaciones entre los propietarios de los medios de producción y los productores.
  2. La superestructura (ideológica): designa el conjunto de representaciones o ideas que configuran la conciencia del ser humano, así como las instituciones jurídicas y políticas propias de cada sociedad. La ideología dominante en cada momento corresponde a la ideología de la clase dominante, y, tiende a justificar la estructura económica del momento.

El factor determinante de la historia es la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Es, precisamente, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción ,es decir, la lucha de clases lo que constituye el motor de la historia. El conflicto estalla por el desarrollo normal de las fuerzas productivas, las cuales, encuentran en las relaciones de producción existentes un obstáculo. Se inicia entonces una fase de revolución social que transforma también la superestructura ideológica. En el seno del capitalismo se crean las condiciones de su superación, El final al que se dirige la historia es la desaparición de las clases y la instauración del comunismo. Este final será acelerado por la acción revolucionaria del proletariado. En ese momento, desaparecerá la alienación y será posible la realización plena del ser humano, lo cual solo se alcanzara cuando desaparezca la propiedad privada y los medios de producción sean comunes. Nadie tendrá entonces intereses particulares y no existirán las clases sociales,

Superhombre

La vida es voluntad de poder: término que en Nietzsche se refiere a las fuerzas y energías que contribuyen al dinamismo de la vida. Esta revela, en todas sus manifestaciones, voluntad de poder; es decir, ansia de transformación, deseo de renovarse, de superarse; en definitiva, es voluntad de crear. Más que una «facultad» del hombre, la voluntad de poder es todo el conjunto de fuerzas y pulsiones que se dirigen hacia el poder y la superación.

Así, la voluntad de poder es voluntad creadora de valores. Hasta ahora, la humanidad ha valorado todo lo que se opone a la vida; la moral vigente procede de un espíritu enfermo y decadente. Hay, pues, que invertir los valores y afirmar de nuevo la vida: transvaloración de los valores es la expresión con la que Nietzsche hace referencia a esa inversión moral que le parece imprescindible. En este sentido, Nietzsche se llama a sí mismo inmoralista, porque su moral es una exaltación de la vida e invierte los valores tradicionales.

La máxima afirmación de la vida se expresa en la teoría del eterno retorno. El superhombre que está al llegar es un nuevo hombre, inocente, que enunciará esta nueva moral.

Es el fruto de tres transformaciones del espíritu, simbolizadas por el camello, el león y el niño:

  1. El camello se arrodilla para cargar con el peso de la moral tradicional y sus normas. Obedece ciegamente. Simboliza la degeneración de la humanidad, consecuencia de la domesticación del hombre por el cristianismo
  2. El camello se transforma en león cuando arroja los antiguos valores y quiere conquistar su libertad. Pero el león no es capaz de crear nuevos valores; para ello es necesario que el espíritu se transforme en niño.
  3. El superhombre tiene la inocencia del niño, está más allá del bien y del mal, es el primer hombre, puede crear va-lores, vive fiel a la tierra; es decir, a la vida, al devenir. El superhombre logrará recuperar los instintos vitales llevará a cabo la transvaloración de los valores. La condición para la aparición del supethombre es la «muer-te de Dios», la desaparición del mayor concepto antitético de la vida. De este modo, la «muerte de Dios», la destrucción del cristianismo, expresión de la cultura decadente, es la condición de la aparición del superhombre y de la nueva moral.

El pensamiento de Nietzsche se caracteriza como vitalista, ya que considera la vida como la realidad fundamental, inductable a cualquier otra. Para él, la vida, en su dimensión biológica y cultural, es el punto de partida de su filosofía, que la concibe como una realidad originaria que no puede reducirse a la mera racionalidad.

Nietzsche critica duramente la cultura occidental en sus diversos ámbitos y propone una nueva interpretación de la realidad, la verdad y el hombre basada en valores contrarios a los tradicionales.

Nietzsche destaca que los griegos enfrentaron la cambiante y contradictoria vida a través del arte, especialmente en la tragedia griega. Esta surgía de la fusión de dos elementos contrapuestos: lo dionisíaco, que simboliza la vida y su constante devenir, y lo apolíneo, que representa la razón y el orden. Sin embargo, Nietzsche critica a Sócrates y Platón por introducir la razón en exceso, corrompiendo la filosofía occidental y generando un mundo de conceptos metafísicos que, según él, son engaños del lenguaje y expresan un desprecio hacia la vida. Sócrates, al promover la razón sobre lo instintivo, y Platón, al introducir un mundo de conceptos inmateriales, crearon una falsa filosofía basada en el temor y el odio hacia la vida. Según Nietzsche, esta filosofía es la expresión del espíritu de la decadencia, incapaz de aceptar la naturaleza cambiante y efímera de la existencia. Para él, la verdadera filosofía debe abrazar la vida en toda su complejidad y contradicción, en lugar de buscar refugio en conceptos abstractos que niegan su vitalidad.


Nietzsche desafía la ilusión de un "mundo verdadero" y defiende la aceptación del testimonio de los sentidos, reconociendo que la realidad es un constante devenir, como postulaba Heráclito. En contraposición al dogmatismo metafísico, sostiene que no existe una única verdad absoluta, sino múltiples y cambiantes perspectivas. El filósofo critica la moral tradicional como antinatural, argumentando que se opone a la vida al derivar de la religión judeocristiana, que establece normas en contra de los instintos vitales. Utilizando el método genealógico, Nietzsche investiga el origen de los conceptos morales y concluye que la moral surge como resultado de la rebelión de los esclavos y el resentimiento hacia los valores aristocráticos. Según su estudio filológico, Nietzsche identifica que en las lenguas antiguas, el término "bueno" originalmente significaba noble y aristocrático, mientras que "malo" se refería a lo vulgar y plebeyo. La moral del resentimiento, basada en la venganza contra los fuertes y la aspiración de igualdad, surge como resultado de la inversión de valores por parte de los esclavos. Nietzsche predice el advenimiento del nihilismo, un estado en el que la civilización occidental perderá sus valores, lo que llevará al agotamiento y la falta de sentido de la existencia. Sin embargo, destaca que el nihilismo también abre la posibilidad de generar nuevos valores, aunque esta transición sea necesariamente tumultuosa y desafiante.

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