Filosofía y ética de San Agustín: dualismo, ética eudemonista y la ciudad de Dios
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Antropología
San Agustín adoptó y adaptó el dualismo antropológico de Platón, afirmando que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma. Para San Agustín, el alma se constituye de:
- Razón inferior: conoce las cosas sensibles.
- Razón superior: contempla ideas o verdades eternas.
El alma es espiritual, simple e inmortal (existe separada del cuerpo). Es principio vital e intelectual (la vida y el conocimiento racional dependen del alma). Se encuentra unida accidentalmente a un cuerpo mortal. No puede hallarse unida por castigo ya que eso supone que el cuerpo es malo y Dios no haría eso. El cuerpo es un obstáculo para la salvación como consecuencia del pecado original. La salvación es el fin último del ser humano y se logra con la búsqueda y reencuentro con Dios.
Ética
San Agustín propone una ética eudemonista, es decir, el fin humano es la felicidad. Esta solo se puede encontrar en Dios con ayuda de la gracia divina. Para salvarse hay que practicar la virtud que consiste en dar primacía al alma sobre el cuerpo. El obstáculo principal son los deseos corporales y la ignorancia. La virtud se logra con el amor a Dios y el esfuerzo permanente de la razón por alcanzar las verdades eternas. Dios otorga la gracia divina a cambio de una fe auténtica.
- Dios juzgará los actos al hombre en otra vida, y solo puede pedirnos cuentas si somos libres de decidir, por lo tanto el hombre ha sido creado libre.
Definiciones importantes
- Libre albedrío: capacidad humana de obrar voluntariamente.
- Libertad: capacidad de hacer únicamente buen uso del libre albedrío.
Política: La Ciudad de Dios
San Agustín escribió La Ciudad de Dios para defender al cristianismo de las acusaciones de los paganos que decían que la religión cristiana era la responsable de la decadencia y desaparición del Imperio Romano. Comienza con un análisis de la naturaleza humana: el ser humano está compuesto de cuerpo y alma. Unidos al cuerpo hay unos intereses materiales y unidos al alma hay intereses espirituales y sobrenaturales. Lo representa en la metáfora de las dos ciudades:
- Ciudad terrenal: predominio de intereses mundanos, formada por aquellos que se aman exclusivamente a sí mismos y llegan hasta el desprecio de Dios.
- La ciudad de Dios: predominio de intereses espirituales, formada por aquellos hombres que aman a Dios por encima de sí mismos.