La Filosofía Existencial de Unamuno: Intrahistoria, Inmortalidad y San Manuel Bueno Mártir

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Miguel de Unamuno: Pensamiento y la Generación del 98

Los temas dominantes en la obra de Unamuno coinciden con la temática general de la llamada Generación del 98: España como problema y la preocupación religioso-existencial.

Unamuno como Agitador de la Conciencia Española

En ambos casos, se puede decir que Unamuno es el propulsor de algunas formas de pensamiento ético de nuestra época, especialmente en lo referente al conocido tema de España. Él es el agitador de la conciencia española.

Su postura se articula en dos ejes:

  • Parte de la idea de europeizar España, pero también defiende “chapuzarse en su pueblo”.
  • Defiende la Intrahistoria frente a la historia. Se trata de denegar validez a una historia oficial que ha mantenido estancada a España.

El Problema Religioso-Filosófico y el Ansia de Inmortalidad

En cuanto al problema religioso-filosófico que aparece en Unamuno a partir de la crisis religiosa que sufre en 1917, su tema central es, según afirma, la pregunta existencial:

“Saber qué habrá de ser de mi conciencia, de la tuya, de la del otro y de la de todos después de que cada uno de nosotros se muera.”

El Conatus y el Apetito de Divinidad

El ansia de inmortalidad es su punto de partida, porque lo angustioso e intolerable es pensar que después de la muerte no hay nada.

Unamuno parte de la doctrina de Spinoza, que establece que toda cosa tiende a perseverar indefinidamente en su salud; ese deseo es su misma esencia. A esto lo llama apetito de divinidad como inmortalidad, porque esta es necesaria para vivir la vida pasajera.

Esta idea se resume en la resistencia de la mente a imaginar su propia aniquilación:

“No podemos concebirnos como no existiendo.”

Movido por el temor a la nada, a la destrucción de la personalidad, Unamuno se aferra a la esperanza. Las razones a favor de la mortalidad no bastan para destruir su esperanza, la cual se mantiene a pesar de ellas.

“San Manuel Bueno, Mártir”: Fe, Contradicción y Caridad

San Manuel Bueno, Mártir es la obra más personal del autor. En ella plantea dos temas fundamentales: el de la fe y el de la inmortalidad, llegando a la conclusión de que es la fe la que nos libra de la angustia de nuestra mortalidad.

Según el autor, sobre esta obra:

“Tengo la conciencia de haber puesto en ella todo mi sentimiento trágico de la vida cotidiana.”

El Pavoroso Problema de la Personalidad

Unamuno advierte que el problema de esta novela es “el pavoroso problema de la personalidad, si uno es lo que es y seguirá siendo lo que es”.

Don Manuel Bueno, personaje central de la novela, es una figura dividida por la contradicción, y esa es su esencia. La contradicción se produce por la voluntad de vivir como creyente y por la imposibilidad de creer. Es un personaje con una vida de angustia, en lucha consigo mismo, que siente la vida como un combate entre el deseo y la razón, y solo acepta como única verdad sólida el amor a los demás, es decir, la caridad.

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