Filosofía de la Felicidad: Un Recorrido por las Escuelas Helenísticas y el Utilitarismo

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La Felicidad Según Aristóteles: La Autorrealización

Según Aristóteles, la felicidad es el fin último que mueve a los seres humanos y constituye el bien supremo. Esta felicidad se alcanza mediante la autorrealización, es decir, realizándonos de acuerdo con lo que somos como seres humanos. Esto implica vivir de acuerdo con la razón, controlando las pasiones y cultivando las virtudes que nos permiten vivir de manera justa entre nuestros semejantes. La culminación de la felicidad se encuentra en el ejercicio de la contemplación intelectual, la facultad más específicamente humana.

El Estoicismo: La Paz Interior a Través de la Razón

El estoicismo, fundado por Zenón en el 306 a.C., promueve el ideal moral del sabio, quien acepta impasiblemente los acontecimientos al reconocer que obedecen a una racionalidad universal. La paz interior y la verdadera felicidad se encuentran en la autonomía alcanzada mediante el ejercicio de la libertad. Séneca, filósofo y político romano, sostiene que esta libertad se logra mediante la indiferencia hacia la fortuna y la eliminación del miedo a través del conocimiento de la verdad.

El Epicureísmo: El Placer como Clave de la Felicidad

El epicureísmo, fundado por Epicuro de Samos, considera que la clave de una vida feliz es maximizar el placer y minimizar el dolor. Identifica la felicidad con el placer, pero distingue entre placeres viciosos, que producen dolor a largo plazo, y verdaderos placeres, relacionados con la salud y la serenidad. Los mayores placeres se obtienen al eliminar los grandes miedos humanos: a la muerte, a los dioses y al más allá. Solo el sabio, al controlar las pasiones y alcanzar la imperturbabilidad del espíritu, puede alcanzar la felicidad al comprender que no hay nada que temer: la muerte no existe mientras vivimos y después de ella no hay nada.

El Utilitarismo: La Felicidad del Mayor Número

En el siglo XVIII, Bentham, el padre del utilitarismo, postuló que el principal principio moral radica en maximizar la utilidad: lo bueno es lo útil, lo que genera placer y evita sufrimiento. Esto se relaciona con la felicidad, identificándola con el placer. Mill, inspirado por Bentham, intentó conciliar el utilitarismo con las libertades individuales, defendiendo que las personas deberían ser libres siempre que no perjudiquen a otros. A diferencia de Bentham, Mill considera que los placeres se diferencian cualitativamente, y defiende la ética del principio utilitarista, donde la bondad de una acción se basa en maximizar la felicidad del mayor número posible de personas, entendiendo la felicidad como la presencia de placer y la ausencia de dolor.

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