La Filosofía de Kant: Conocimiento, Realidad y Ética del Deber

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La Filosofía de Kant: Conocimiento y Realidad

Immanuel Kant, en su obra cumbre, la Crítica de la Razón Pura, aborda la fundamental cuestión de cómo es posible el conocimiento científico y si la Metafísica puede alcanzar el estatus de ciencia. En su época, el racionalismo dogmático (representado por filósofos como Leibniz y Wolff) afirmaba que la Metafísica era la ciencia fundamental, mientras que el empirismo escéptico la rechazaba.

Para Kant, un juicio científico debe no solo ampliar el conocimiento, sino también poseer validez universal. Identifica tres tipos de juicios:

  • Juicios Analíticos a priori: No amplían el conocimiento, siendo meramente explicativos (ejemplo: "Un triángulo tiene tres lados").
  • Juicios Sintéticos a posteriori: Aportan conocimiento nuevo, pero su validez depende de la experiencia particular (ejemplo: "Este triángulo es equilátero").
  • Juicios Sintéticos a priori: Amplían el conocimiento sin depender de la experiencia, y son la base de las ciencias puras como la Matemática y la Física.

Kant desarrolla su concepto de Idealismo Trascendental, donde el conocimiento surge de la interacción entre la experiencia sensible y las estructuras innatas del sujeto cognoscente. La Crítica de la Razón Pura se estructura en tres secciones principales:

  • Estética Trascendental: Demuestra que el espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad, condiciones necesarias para toda experiencia, lo que fundamenta la universalidad de la Matemática.
  • Analítica Trascendental: Explica cómo el Entendimiento organiza la experiencia mediante las Categorías (conceptos puros como causalidad, sustancia, etc.), permitiendo que la Física sea una ciencia con leyes universales.
  • Dialéctica Trascendental: Examina los intentos de la Razón por conocer lo absoluto (las Ideas de Alma, Mundo, Dios). Kant concluye que, al no haber experiencia posible de estos objetos, la Metafísica no puede ser una ciencia teórica.

En síntesis, Kant establece que la Matemática y la Física poseen el estatus de ciencias, mientras que la Metafísica, al carecer de juicios verificables empíricamente, no puede ser considerada una ciencia en el mismo sentido.

La Ética Kantiana: El Ser Humano y el Deber Moral

En el ámbito de la ética, Kant establece una distinción crucial entre el uso teórico y el uso práctico de la razón. Mientras la razón teórica busca conocer la realidad, la razón práctica determina cómo debemos actuar, es decir, la moralidad. Aunque la ciencia ve al ser humano como un ser determinado por causas naturales, la conciencia moral implica necesariamente la idea de libertad. Así, aunque no podamos demostrar científicamente la libertad, debemos aceptarla como un postulado moral, una condición necesaria para la moralidad misma.

Paradójicamente, tras haber rechazado la Metafísica como ciencia teórica, Kant la recupera en el ámbito de la moralidad a través de sus postulados. La ética kantiana se caracteriza por ser formal y autónoma, basada en la razón pura y no en las consecuencias de las acciones o en mandatos externos. Su principio central es el imperativo categórico, formulado de diversas maneras, siendo la más conocida: “Actúa de tal modo que tu acción pueda convertirse en una ley universal”.

Kant postula tres principios fundamentales de la moralidad, que son condiciones de posibilidad para la vida moral:

  • Libertad: Solo es posible la responsabilidad moral si la acción emana de la libertad, es decir, si el agente puede elegir actuar por deber.
  • Inmortalidad del alma: La moralidad exige un progreso infinito hacia la perfección moral, lo cual solo es concebible si el alma es inmortal.
  • Dios: Garantiza la compatibilidad entre la moralidad (la virtud) y la felicidad, un ideal que no siempre se cumple en la vida terrenal.

En resumen, la ética kantiana se fundamenta en la autonomía de la razón y en el deber como el único motor y guía de la acción moral, elevando al ser humano a la categoría de legislador universal de sí mismo.

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