Filosofía Medieval: Fe, Razón y la Búsqueda de la Felicidad

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La filosofía medieval, centrada en Dios, la expansión del cristianismo y otras religiones, provocó la aparición de otros modelos de felicidad que competían con la filosofía. Encontraron en la filosofía un instrumento útil para combatir otras religiones. El tema fundamental de reflexión será si la fe suministra creencias de las que no se puede renunciar (usando la razón sí o sí), lo que generó una crisis de la escolástica. Santo Tomás promovió la independencia entre razón y fe.

La Filosofía como Defensa de la Fe

Algunos vieron en la filosofía un arma para defender con la razón sus creencias religiosas. Los cristianos entendían a Dios como un ser providente preocupado por los asuntos humanos, un ser encarnado que adopta la apariencia humana con todas sus consecuencias, omnipotente, único pero también paternal. Resulta difícil encontrar esta visión de Dios en ningún filósofo griego.

San Agustín: Razón y Fe como una Sola Verdad

Para San Agustín, no hay una gran distinción entre razón y fe; existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor. Sin la creencia de los dogmas de la fe, no podremos llegar a comprender la verdad. La razón es como un instrumento de aclaración de la fe, puede y debe apoyarse en el discurso racional, ya que la razón no puede estar en desacuerdo con la fe: conocimiento sensible y racional (inferior-superior).

Santo Tomás de Aquino: Filosofía Aristotélica y Teología

Santo Tomás de Aquino combinó la filosofía aristotélica, la tradición filosófica y la teológica. Se encuentra en contra de la teoría de la doble verdad, donde hay una separación entre teología y filosofía, siendo más independientes y sin intervenir una en la otra. Reconoce la particularidad e independencia. La filosofía se ocupa del conocimiento de las verdades naturales, y la teología ocupará el conocimiento de las verdades reveladas. Esto será una modificación sustancial en la concepción tradicional.

La Demostración de la Existencia de Dios según Santo Tomás

La demostración de la existencia de Dios está sometida a determinados presupuestos metafísicos que es necesario conocer. La mayor parte de la metafísica tomista (Aristóteles + platonismo agustiniano + filosofía árabe) conduce a una interpretación del mundo difícilmente conciliable con el cristianismo: el mundo es eterno y está compuesto por una multiplicidad de sustancias que, en cuanto tales, tienen la misma entidad. Santo Tomás busca la solución en el acto-potencia, distinguiendo en cada sustancia la esencia de la existencia, ya que la esencia es la potencia respecto del acto y se mantiene inalterable siendo lo que es.

El Sistema Aristotélico-Ptolemaico

El sistema aristotélico-ptolemaico es egocéntrico y hace una distinción entre el mundo sublunar (formado por la Tierra, de forma esférica, centro del universo, mundo limitado, esfera de la Luna como frontera, y cuatro elementos) y el mundo supralunar (entre la Luna y las estrellas fijas, con un quinto elemento puro e inalterable, mundo inmutable y eterno con estructura homocéntrica). Las esferas formadas por éter producen el movimiento de los planetas, impulsado por un primer motor inmóvil, un mundo teológico movido por el acto y la potencia.

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