Filosofía Medieval: Ockham, el Poder Papal y la Razón y Fe en San Agustín

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Guillermo de Ockham: Crítica al Poder Papal y la Crisis Eclesiástica Medieval

En la Edad Media hubo una pugna entre los dos grandes poderes: el temporal y el espiritual. En el siglo XIV se produjo una crisis en el seno de la Iglesia. Las razones que explican esta crisis son varias y complejas.

Causas de la Crisis Eclesiástica del Siglo XIV

  1. Corrupción y Afán Recaudatorio

    En primer lugar, podemos hablar del régimen de vida poco cristiano que llevaban muchos cardenales y papas. La propia Iglesia como institución no fue ajena a estos hechos: su afán recaudatorio la llevó a cobrar dinero por cualquier concesión; todo se vendía, incluidos los cargos eclesiásticos, etc.

  2. Enfrentamiento entre Poderes

    El segundo motivo de la crisis derivó del enfrentamiento entre los dos poderes, el temporal y el espiritual. Se trataba de una lucha por el poder político y económico. La oposición entre el papado y los reyes fue constante y se convirtió en una lucha de poder entre Roma y Francia.

  3. Crítica Teológica

    La tercera causa que explica esta crisis la encontramos en la crítica teológica.

La Postura de Ockham frente al Absolutismo Papal

Ockham se opone a:

  • La pugna de poderes.
  • Los intentos tiránicos de los papas por imponerse en el seno de la Iglesia.

Contra el absolutismo papal, Ockham propone tres principios:

  • La libertad de conciencia religiosa.
  • La libertad de la investigación filosófica.
  • La independencia recíproca de los dos poderes.

Respecto al poder del Papa sobre los fieles, para Ockham el Papa no es infalible. Es legítimo que los cristianos sepan cuál es el poder del Papa y de dónde le viene.

Agustín de Hipona: Razón, Fe y la Ciudad de Dios

Conciliación de Razón y Fe en San Agustín

Algunos autores anteriores a San Agustín propusieron la eliminación de la razón de la filosofía como único camino para alcanzar la salvación. Son los fideístas. San Agustín no solo no compartió esta doctrina, sino que logró conciliar razón y fe. Ambas fuentes de conocimiento nos llevan, juntas, a alcanzar la verdad.

La fórmula que resume la posición de San Agustín sobre las relaciones fe-razón es: "Cree para entender y entiende para creer". Para el autor, lo primero es la fe, el acto de creer. Esto se corresponde con su trayectoria vital: durante años, San Agustín buscó la verdad solamente con la razón. Finalmente, los sermones del obispo de Milán lo convirtieron al cristianismo.

Lo primero en el orden de la verdad es, por tanto, la fe, el creer. La razón reconoce su debilidad, su incapacidad para llegar por sí sola al conocimiento verdadero. Por lo tanto, la fe debe preceder a la razón. Y una vez que hemos aceptado las verdades de la fe, interviene la razón para ayudarnos a comprender mejor lo que hemos creído. El segundo paso es aplicar nuestra razón para comprender y profundizar lo que creemos. San Agustín subordina la razón a la fe, porque la razón por sí sola no es apta para llegar a la verdad.

Adecuación del Orden Político a la Fe

En la obra Ciudad de Dios, San Agustín distingue la existencia de dos ciudades que se encuentran mezcladas en este mundo: la Ciudad de Dios y la ciudad terrenal, cuyo objetivo es la paz terrenal. Para San Agustín, la ciudad celestial es superior a la terrenal. En la Edad Media fue constante la pugna entre los dos poderes: el temporal y el espiritual (la Iglesia).

Para San Agustín, el poder temporal debe estar subordinado a la Iglesia. San Agustín justifica racionalmente la necesidad de esta subordinación a través del concepto de justicia. No hay auténtica sociedad humana si no hay justicia. La mayor injusticia sería apartarse de Dios, pues sería no reconocer a Dios algo que le corresponde. Esta subordinación del poder temporal al eclesiástico será continuada por los seguidores de San Agustín.

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