La Filosofía Práctica de Santo Tomás: Ética, Virtudes y Ley Natural en la Búsqueda de la Beatitud

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La Filosofía Práctica de Santo Tomás de Aquino: Fundamentos Éticos y la Búsqueda de la Beatitud

La filosofía práctica y la ética en la obra de Santo Tomás de Aquino recogen y transforman numerosos postulados aristotélicos. Un ejemplo clave es la centralidad de la dimensión teleológica: toda acción humana responde a un objetivo y busca un bien. Mientras que para Aristóteles el bien supremo del ser humano es la felicidad (la eudaimonía), alcanzada a través de la contemplación, Santo Tomás eleva este concepto. Él introduce la noción de beatitud, entendida como la contemplación, pero específicamente la contemplación de Dios.

Para poder alcanzar este fin último, el ser humano no puede valerse únicamente de sus propias fuerzas. Se hace indispensable la práctica de las virtudes, tanto las cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) como las teologales (fe, esperanza y caridad), que son infundidas por la gracia divina.

La Naturaleza Humana: Cuerpo y Alma

Al abordar la noción de persona, Santo Tomás rechaza el dualismo platónico. En su lugar, asume la doctrina cristiana de la resurrección de la carne y concibe al ser humano como una unión sustancial de cuerpo y alma. Esta perspectiva es equiparable a la concepción aristotélica, donde el cuerpo es la materia del alma, y el alma es el acto o forma del cuerpo, constituyendo una única sustancia.

La Ley Natural y su Origen Divino

Un pilar fundamental en la ética tomista es la noción de ley natural. Esta ley se caracteriza por ser:

  • Evidente: Sus principios son accesibles a la razón humana.
  • Universal: Válida para todos los seres humanos en todo tiempo y lugar.
  • Inmutable: Sus preceptos fundamentales no cambian.

La ley natural consiste en un conjunto de mandamientos morales que tienen como fundamento la propia naturaleza humana, siendo descubiertos y dictados por la razón. Su origen último se encuentra en la ley eterna divina, que reside en la inteligencia de Dios desde la eternidad y rige la totalidad del universo. La capacidad del ser humano para descubrir esta racionalidad divina se explica precisamente porque su propia razón le ha sido otorgada por la divinidad, reflejando así la razón de Dios.

El Libre Albedrío y la Voluntad

Santo Tomás también incorpora el concepto de libre albedrío. Este es el principio mediante el cual el ser humano, antes de cualquier elección de la voluntad, juzga las ventajas y los inconvenientes de las distintas opciones. Se realiza así un acto intelectual de valoración previo a la elección volitiva. Santo Tomás sostiene que solo se es verdaderamente libre si, ante cualquier opción o bien que se presenta, se puede elegir entre seguirlo o no hacerlo.

Para Santo Tomás, la voluntad y la naturaleza del ser humano poseen una espontaneidad o inclinación natural que las lleva a optar por aquello que las perfecciona y las acerca a su fin último. La voluntad es capaz de evaluar una determinada opción como preferible, ya que puede encontrar en ella el bien y la felicidad.

Limitaciones del Entendimiento y la Necesidad de la Fe

Sin embargo, el entendimiento humano es limitado. Esta limitación puede llevar al ser humano a elegir opciones que, erróneamente, lo alejan de Dios al buscar en ellas una verdad o un bien que no poseen plenamente. De ahí que, para alcanzar la verdad completa y el bien supremo, y para evitar el error en la búsqueda de la beatitud, la fe se presente como una vía indispensable, complementando y elevando la razón.

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