Filosofía de San Agustín: El Ser Humano, la Fe y la Búsqueda de la Verdad
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El Problema del Ser Humano en San Agustín
San Agustín (354-430) aspira a alcanzar la verdad y la felicidad, que se encuentran en Dios. Para ello, necesitará de la fe y la razón, que se complementan. Lo que la filosofía no alcanza lo enseña la religión, de ahí su invitación: "Entiende para creer. Cree para entender".
Pero la relación entre creer y entender no es disociable de la vida práctica y del ejercicio de las virtudes, porque vivir bien y ordenadamente es un medio para entender y razonar bien. Sin la virtud, ni el filósofo razonará bien, ni el creyente entenderá las verdades de su fe. En su obra, analizará los distintos sistemas filosóficos griegos, mostrando especial admiración por Platón y el estoicismo, y una mala influencia del epicúreismo y el escepticismo.
La Colaboración entre Fe y Razón
La fe y la razón, necesarias para alcanzar la verdad y la felicidad, existen en mutua colaboración. La fe no es irracional, sino que debe comprenderse con los procedimientos de la razón. A su vez, la razón sin la fe está expuesta a error y por sí sola es incapaz de llegar a la verdad.
San Agustín afirma que es en el alma del ser humano donde el hombre comienza su actividad práctica. De esta manera, conociéndonos a nosotros mismos, desde el interior, podremos llegar a la verdad y a la felicidad, pues "no hay verdad sin felicidad ni felicidad sin verdad".
La fe, por tanto, es el camino y predomina sobre la razón, pues sin ella no podemos comprender la verdad acerca de Dios. Por ello, la razón tiene un papel subsidiario. Ciertamente, el ser humano tiene una naturaleza deficiente, es pecador, y necesita el don gratuito de la fe. Sin embargo, esto no exige la marginación de la razón y del saber humano, porque, si Dios ha hecho al ser humano racional es para que haga uso de esta razón.
En consecuencia, la actitud de San Agustín en esta cuestión es la de colaboración entre fe y razón, entre teología y filosofía. Afirmará que la fe busca y la inteligencia halla; la fe guía a la razón y esta profundiza en la fe y la esclarece. Por tanto, existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor.
La Naturaleza del Ser Humano
El ser humano es la obra maestra de la creación, imagen de Dios, quien es eternidad, verdad y amor. Por ello, el hombre está constituido por tres potencias:
- Memoria: que da unidad temporal a la vida.
- Inteligencia: que busca la verdad.
- Voluntad: que tiende hacia la felicidad.
Ejercitar estas potencias supone aproximarse a Dios.
El Alma y el Cuerpo
El alma es espiritual e indivisible, el principio que da vida al cuerpo, pero es superior a él, pues en ella tiene lugar la iluminación. Para San Agustín, el hombre es un alma racional que tiene un cuerpo para su uso, siendo el cuerpo el medio que tiene el alma para manifestarse. El hombre está compuesto de alma, que es inmortal, y cuerpo, que es mortal.
El filósofo es dualista, pues considera que alma y cuerpo son una unión accidental puesto que tienen distinta naturaleza: el cuerpo muere, el alma no; y a la vez su unión es sustancial porque se necesitan mutuamente: el cuerpo necesita el alma y el alma al cuerpo porque solo puede manifestarse a través de él.
El alma es temporal, es decir, no es eterna, pues ha sido creada, pero a su vez es inmortal porque una vez creada no muere. Sus rasgos:
- Está constituida por la razón inferior que aplica los conceptos a las cosas sensibles.
- Por la razón superior que conoce las verdades eternas gracias a la iluminación divina.
Es inmortal, pues es capaz de entender las verdades eternas, que nos conducen a la felicidad absoluta. Es temporal por haber sido creada por Dios de manera individual, por tanto, no es eterna.
Ética y Libre Albedrío
La felicidad, además, es el fundamento de la ética de San Agustín, basada en la voluntad libre que nos otorga Dios para elegir entre el bien y el mal. Dicha voluntad está orientada hacia el mal desde el pecado original.
La capacidad de obrar voluntariamente se denomina libre albedrío y la libertad es la capacidad de hacer únicamente buen uso del libre albedrío. Esta será alcanzada a través de la Gracia concedida por Dios.