Fragmentos de Historia Romana: De Rómulo a Julio César

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Los Inicios de Roma

Dividió el espacio de la ciudad en secciones y barrios, y los magistrados del año administraban aquellas por sorteo, estos los jefes de la plebe. Contra los incendios, puso rondas nocturnas y vigilantes, contra las inundaciones limpió y ensanchó el cauce del Tíber.

Después Numa Pompilio fue nombrado rey, quien no hizo ninguna guerra, pero fue menos útil a la ciudad que Rómulo. Pues, no solo instituyó las leyes y las costumbres para los romanos, sino que también dividió el año en 10 meses... y construyó innumerables lugares sagrados y templos en Roma. Por una enfermedad murió en el cuadragésimo tercer año del imperio.

Leyendas y Mitos

Entretanto comienza el cielo a enturbiarse con gran estruendo, sigue una lluvia torrencial con gran granizo mezclado, y por todas partes, la comitiva tiria y la juventud troyana y el dardanio nieto de Venus buscaron diversos cobijos a través de los campos por miedo; fluyen descontrolados desde los montes los torrentes. La reina Dido y el troyano llegan a la misma cueva. La primera Tierra y Juno favorecedora de bodas dan la señal; brillaron fuegos, y el firmamento cómplice en las bodas y las ninfas resonaron en la alta cumbre.

Las Guerras de Roma

La Guerra de Numancia

Luego, el cónsul Quinto Pompeyo, derrotado por las tropas de Numancia, que fue una ciudad de Hispania muy rica, firmó una paz indecente. Después de este, el cónsul C. Hostilio Mancino hizo de nuevo una paz infame con los numantinos... Así pues, tras tan gran ignominia, P. Escipión el Africano, hecho cónsul por segunda vez, también fue enviado a Numancia. Al final, redujo por el hambre a la mismísima Numancia asediada durante largo tiempo.

Las Campañas de Julio César

Con la primera luz la caballería de los enemigos se acerca al campamento y entabla el combate con nuestros jinetes. César ordena que los jinetes se replieguen y se retiren al campamento; al mismo tiempo ordena que el campamento sea fortificado por todas partes con una empalizada muy alta y que las puertas sean destruidas.

Legado y Memoria

He construido un monumento más perenne que el bronce, y más alto que el túmulo real de las pirámides, el cual ni la voraz tormenta ni el fuerte aquilón pueda destruir, o la innumerable serie de los años y el paso del tiempo. No moriré del todo, gran parte de mí rehuirá a Libitina.

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