El Franquismo: Represión, Iglesia y Falange
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La Falange y el Movimiento Nacional
Anticomunista y defensor de la unidad nacional y del orden público, Franco controló y subordinó la vida social, imprimiéndole un aire de cuartel. Queipo de Llano y Juan Yagüe fueron apartados por Franco. La Falange, a la que se prohibió definirse como partido, pasó a llamarse Movimiento Nacional. Tras el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera, la Falange fue desvirtuada y fusionada en Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Su líder, Manuel Hedilla, fue encarcelado por Franco. Su época dorada fue la década de los 40, aunque Franco nunca la consideró un partido. De ella dependían los sindicatos verticales, la Sección Femenina, el Frente de Juventudes, el SEU y la QJE.
La Iglesia y el Franquismo
Perseguida en la zona republicana durante la Guerra Civil, la Iglesia se alió con el régimen franquista. La jerarquía y la población constituyeron uno de los pilares franquistas más sólidos. La jerarquía se plegó absolutamente a la política franquista y no criticó la violación de los derechos humanos. Incluso obispos saludaban brazo en alto. El Vaticano se plegaba a los aires políticos internacionales del momento. La propaganda franquista utilizó la palabra cruzada para cambiar la actitud hostil de los países católicos democráticos de Europa. La Iglesia no trabajó por la reconciliación nacional y por el perdón entre los españoles. Este sentimiento entre vencedores y vencidos lo quiso solucionar el PCE. A partir de los años 70, la Iglesia irá moderando su postura por influencia del Concilio Vaticano II y porque era contrario al aggiornamento de Roma.
Represión y Resistencia
Represión como consecuencia de la Guerra Civil
En Alemania e Italia, el nazismo y el fascismo llegaron al poder por vías legales, pero el franquismo lo hizo con las armas. La represión fue muy dura. En 1945 todavía quedaban 45.000 presos y se contabilizaban 30.000 fusilados. Republicanos se exiliaron a Rusia, Reino Unido, Francia y México ante el terror blanco depurador tras la Guerra Civil.
Represión específica de la dictadura
Se instauró un clima de terror. Cualquier sospechoso de haber colaborado con los rojos podía ser denunciado por los jefes de barrio o casa de la Falange. Hubo una represión selectiva sobre los grupos minoritarios que eran un peligro para el régimen. Se promulgó la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo en 1940.