Fundamentos y Aplicación del Método Antropológico en la Formación Integral

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Valor del Método Antropológico: Perspectivas Humana, Pedagógica y Cristiana

Este método tiene como base de su estructura la realidad del hombre y sus experiencias fundamentales.

Aunque hay que tener en cuenta que este, como cualquier otro método, es siempre un medio. Por tanto, su eficacia dependerá más de la actitud del maestro en su aplicación que del método en sí. Por eso, es muy importante que el profesor se mentalice y asimile no solo su mecánica, sino también su filosofía subyacente.

Los factores antropológicos, pedagógicos y teológicos ponen al hombre en el centro de la atención educativa. Esta es la clave de toda renovación pedagógica: orientar la educación hacia los centros de interés y experiencia de los educandos.

1. Perspectiva Humana

La sociedad es cada vez más sensible al hombre y a sus intereses. A esto se añade la nueva concepción antropológica que emerge en la filosofía, superando el concepto abstracto y clásico de “animal racional”. El hombre es reconocido en sus dimensiones de persona, ser libre, dueño de sí, etc.

Lógicamente, esta valoración del ser humano se ha reflejado también a la hora de proyectar un proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que justifica la orientación antropológica de la metodología.

2. Perspectiva Pedagógica

La educación ha superado el nivel de simple instrucción y se proyecta hacia la formación integral de toda la persona. La preocupación educativa se centra en el individuo en su totalidad.

El Educando como Agente Activo

El principal agente de la educación es el educando, quien debe integrarse de lleno en el proceso educativo. No es un sujeto pasivo, sino activo. Finalmente, la verdadera educación es posible si se aborda a partir de la experiencia del educando para enriquecerla mediante el proceso educativo formal.

3. Perspectiva Cristiana

Nada en el hombre puede ser extraño a la fe; esta afecta al ser humano en su totalidad. Consecuentemente, la educación de la fe ha de tener muy presente la realidad compleja del hombre.

La fe difícilmente puede ser un acto libre si no es asumida libremente por el individuo. La enseñanza religiosa, por tanto, valora sobremanera este reconocimiento del hombre como sujeto libre, incluso en lo referente a la fe.

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