Fundamentos de la Ética Kantiana: Ilusión Trascendental e Imperativo Categórico
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Ilusión Trascendental en Kant: Metafísica y Límites de la Razón Pura
Esta expresión designa en Kant el error de aceptar la Metafísica y sus temas (Dios, Alma, Libertad) como objetos de conocimiento verdadero y científico. Dicho de otro modo: el uso de la razón pura, es decir, sin la apoyatura del conocimiento que brindan la sensibilidad y el entendimiento (fenómenos), lleva a la “ilusión” de creer que los temas metafísicos son realidades que existen de verdad (noúmenos).
Si dejamos a la razón campar libremente, sin atenerse al conocimiento fenoménico, puede llegar a todo tipo de conclusiones. Así, puede razonarse de forma muy convincente que Dios existe, y de igual manera puede razonarse que Dios no existe. Este es el riesgo mayor del uso “puro” de la razón: caer en contradicciones y en sugerentes argumentaciones que pueden cautivar, pero que no deben tomarse nunca como verdad. Son los sofismas, antinomias y paralogismos a que conduce la razón pura.
Sin embargo, Kant sostiene que debemos aceptar la existencia de Dios como un postulado (es decir, una verdad indemostrable) para que la vida tenga sentido cumpliendo el deber. Además, la libertad es otro postulado, pues solo es posible y tiene valor cumplir el deber si tenemos la libertad de no cumplirlo.
El Imperativo Kantiano: Fundamento de la Ética Deontológica
El Imperativo es la expresión que designa la noción de “deber” en la teoría ética kantiana. Se trata de una teoría deontológica, racional y formal que pretende establecer la base para la conducta de los seres humanos en clave social, de progreso y libertad.
Sin libertad no tendría sentido el deber, que es un mandato que surge de la razón de forma autónoma. Cuando el mandato viene de fuera es un deber heterónomo, pero tiene más valor humano cuando el mandato es autónomo, es decir, surge de nuestra propia racionalidad. Para Kant es fundamental que no seamos “menores de edad” y pensemos por nosotros mismos, y de ahí que conceda más valor al deber autónomo que al heterónomo.
Tipos de Imperativos
Los imperativos son de dos tipos:
Imperativos Hipotéticos
Tienen una estructura condicional y varían según las personas. Siguen el patrón “si…, entonces debo…”. Se trata de imperativos abiertos y muy variables según el contenido que quieran darles las personas, lo que a juicio de Kant les impide constituirse en auténticas leyes morales universales.
Imperativos Categóricos
Tienen el máximo valor moral porque poseen una naturaleza universal, es decir, son la máxima expresión de la racionalidad humana en condiciones ideales de progreso y libertad. Y ello es así porque son mandatos que ordenan algo absolutamente bueno a favor de la humanidad.
Kant formuló el Imperativo Categórico de varias maneras, destacando dos formulaciones clave:
- Fórmula de la Ley Universal: Compórtate de tal manera que el principio que guía tu conducta pueda convertirse en la ley universal que gobierna la conducta de toda la humanidad.
- Fórmula de la Humanidad: Trata a los demás seres humanos como fines en sí mismos, nunca como medios para tu provecho personal.
Del primer imperativo categórico se deduce que solo es verdaderamente bueno lo que es universalizable, es decir, bueno para todos. Del segundo se deduce que los seres humanos poseen dignidad, una cualidad que les distingue del resto de seres vivos.