Fundamentos de la Filosofía de Kant: Conocimiento y Ética Formal
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Kant: Teoría del Conocimiento y Ética Formal
Teoría del Conocimiento
Consciente del continuo avance de las ciencias y del caos y la falta de acuerdo que, por el contrario, reinan en la filosofía, Kant se pregunta si la metafísica puede ser una ciencia, es decir, si puede haber un conocimiento científico sobre los temas de la metafísica tradicional: Dios, el alma y el mundo.
Según la relación que se establece entre el sujeto y el predicado de un juicio, se puede distinguir entre juicios analíticos y juicios sintéticos. Atendiendo a su relación con la experiencia, se distingue entre juicios a priori y juicios a posteriori. Todos los juicios analíticos son a priori, mientras que existen juicios sintéticos a posteriori y juicios sintéticos a priori, que amplían la información, pero cuya verdad no depende de la experiencia, por lo que son universales y necesarios. Kant afirma que los juicios de las ciencias son sintéticos a priori.
Kant analiza la sensibilidad y sus formas a priori, y cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas. Estudia el entendimiento y sus conceptos a priori, y cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. Como vemos, Kant supera la oposición racionalismo-empirismo: la sensibilidad es imprescindible, pero no nos proporciona por sí misma conocimiento. Kant responde negativamente a la pregunta que se planteó sobre la metafísica: no es una ciencia porque las categorías solo pueden aplicarse legítimamente a los fenómenos dados a través de los sentidos.
La Ética Formal Kantiana
Kant distingue dos usos de la razón: el uso teórico y el uso práctico. Se refiere a ellos como “razón pura” y “razón práctica”. Tampoco son independientes, pues el uso práctico de la razón es la culminación del uso teórico. Los límites imposibles de alcanzar para la razón teórica son los postulados de la razón práctica, es decir, de los principios que se aceptan sin demostración, pero que son imprescindibles; son condiciones de la moralidad.
Kant quería construir una moral cuyos principios fuesen leyes de validez universal. Las normas que incluiría serían leyes prácticas que tendrían una aplicación general para cualquier voluntad. Las éticas anteriores a Kant eran, siguiendo su terminología, éticas materiales. Todas ellas proponen su fin; esto es, fijan un bien supremo como criterio para juzgar las acciones y para establecer imperativos. Por ejemplo, la ética cristiana (el bien supremo es la visión beatífica en la eternidad) o el hedonismo (el bien supremo es el placer). Ahora bien, todas las éticas materiales son éticas heterónomas. Además, las éticas materiales son a posteriori, pues su contenido depende de la experiencia externa y, por tanto, no puede ser universal. Por último, esas éticas materiales enuncian imperativos hipotéticos, pues tienen una forma condicional.
Kant elabora su ética formal, cuyos rasgos más destacados son los siguientes:
- Ningún interés o fin concreto guiará la voluntad. Estamos ante una moral autónoma en la que el sujeto se determina a sí mismo a obrar, se da a sí mismo una ley que proviene de su razón.
- Será una ética a priori.
- La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo categórico.