Fundamentos Filosóficos: Ciudadanía, Lenguaje y la Visión de San Agustín

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Ciudadano y Súbdito: Una Distinción Fundamental

El término ciudadano se refiere al individuo que goza de derechos y deberes dentro de una comunidad política. Actualmente, el concepto de ciudadano se contrapone al de súbdito, quien está sometido a otro o al Estado, y frente a los cuales solo posee deberes y obligaciones. Es importante destacar que el concepto de ciudadano es dinámico y ha evolucionado a lo largo de la historia.

Evolución Histórica del Concepto de Ciudadano

Noción de Ciudadano en el Mundo Antiguo

1. El Mundo Griego (Siglos VIII-VII a.C.)

El mundo griego estaba organizado en polis (ciudades-estado). A partir del siglo VII a.C., triunfaron regímenes políticos de carácter aristocrático, donde los nobles tomaban las decisiones, reunidos en asambleas. Posteriormente, a partir del siglo V a.C., surgieron regímenes políticos democráticos.

2. El Mundo Romano

En Roma, existían diferentes grados de ciudadanía, determinados por la historia de la propia Roma. Ser ciudadano romano implicaba participar en dos tipos de derecho:

  • Derecho Civil (ius civile): Regulaba las relaciones entre los ciudadanos romanos.
  • Derecho de Gentes (ius gentium): Regulaba las relaciones de los ciudadanos romanos con aquellos que no lo eran.

Introducción al Lenguaje y la Semiótica

Introducción al Lenguaje

Uno de los rasgos que singularizan a la especie humana es la posesión del lenguaje lógico-simbólico. El lenguaje verbal humano es un caso particular de lenguaje. En general, un lenguaje puede ser definido como un sistema de signos. El lenguaje cumple dos funciones principales: la comunicación y el conocimiento.

La Semiótica: El Estudio de los Signos

El signo es aquello que representa otra cosa en algún aspecto. Para que exista un signo, deben darse tres aspectos fundamentales: el significante (la forma física del signo), el significado (el concepto o idea que representa) y el intérprete (quien comprende la relación entre significante y significado).

Se suele distinguir entre signos naturales y convencionales. Algunos pensadores se refieren a los signos naturales como signos y a los signos convencionales como símbolos.

Charles Peirce, un influyente lógico y filósofo, distingue entre tres tipos de signos:

  • Iconos: Guardan una cierta semejanza con lo designado (ej. un mapa).
  • Indicios: Mantienen una relación de contigüidad o causalidad con lo designado (ej. el humo como indicio de fuego).
  • Símbolos: La relación con lo significado es puramente convencional y arbitraria (ej. las palabras).

El estudio de los signos puede abordarse desde tres perspectivas:

  • Sintáctica: Trata las relaciones que mantienen los signos entre sí.
  • Semántica: Estudia las relaciones de los signos con el mundo o la realidad que representan.
  • Pragmática: Analiza la relación de los signos con su usuario o intérprete.

Concepción Humana en el Pensamiento de San Agustín

Fraternidad e Igualdad

El cristiano parte de una concepción fraternal de los hombres. Existe una igualdad esencial de todos los seres humanos, al margen de su condición de judíos o gentiles. La idea de que todos los seres humanos son esencialmente iguales ya había sido definida en el siglo III a.C. por los filósofos estoicos.

Conciencia e Interioridad

Con el cristianismo, se produce un descubrimiento de la interioridad: lo esencial del ser humano reside en su interior. Aunque la importancia de lo interior ya se había vislumbrado, será con el cristianismo cuando adquiera una significación decisiva para entender la naturaleza del ser humano.

San Agustín sostiene que la verdad se halla en lo inmutable, en lo eterno. Si lo inmutable no se encuentra en el mundo sensible, debemos buscarlo en el interior, en el alma. En el alma descubrimos las sensaciones, que son representaciones de los objetos externos. En nuestro interior existen reglas en base a las cuales juzgamos acerca de las sensaciones y de las cosas. Si estas reglas no proceden del exterior, solo pueden proceder de algo eterno e inmutable: de Dios.

Concepción Lineal de la Historia Humana

La mayoría de las mitologías antiguas consideraban que el devenir de todas las cosas era cíclico; cada cierto tiempo, todo volvía a repetirse. Este devenir constaba de grandes ciclos cósmicos. Según estas visiones del cosmos, se producían flujos y reflujos periódicos de todas las cosas.

Para el Cristianismo, sin embargo, el devenir histórico se despliega de modo lineal. Hay un origen: la creación del cosmos. Una serie de momentos privilegiados: la caída del hombre, los pactos de Dios con los hombres. Y finalmente, habrá un momento final: el juicio y la consumación de los tiempos.

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