Fundamentos Filosóficos del Liberalismo y el Absolutismo Político
Clasificado en Filosofía y ética
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Orígenes y Principios del Liberalismo Político
El liberalismo político nació como una doctrina jurídico-política orientada a consolidar los valores de libertad e igualdad en todos los ciudadanos. Durante el siglo XVIII, Europa experimentó una profunda transformación política: las monarquías absolutas comenzaron a desmoronarse. La máxima expresión de esta situación se manifestó en la Revolución Francesa (1789) y la independencia de Estados Unidos (1776).
Estos hechos generaron significativas consecuencias filosóficas, ya que hubo varios pensadores que expusieron teorías destinadas a delimitar y controlar el poder del Estado.
Pensadores Clave del Liberalismo Temprano
Montesquieu (1689-1755)
Montesquieu consideró que la única forma en que el poder del Estado puede hallarse debidamente controlado es a través de lo que se denomina «división de poderes». Propuso así un equilibrio entre la función legislativa, la ejecutiva y la judicial.
Rousseau (1712-1778)
Rousseau afirmó que todos los individuos nacen libres e iguales, pero que para poder ejercer plenamente la igualdad y la libertad es necesario contar con cierta seguridad. Esta se logra cuando los individuos, a través de una especie de contrato social, deciden delegar parte de esa libertad en el gobernante. El gobernante ejerce esa soberanía por delegación del pueblo. Los individuos, según él, están subordinados a su propia voluntad, y no a la de un monarca absoluto y despótico.
El Absolutismo Político: Un Contraste Histórico
El absolutismo político se caracterizaba porque el poder era ejercido por una única persona: el monarca, y su poder provenía de Dios (el derecho divino). El monarca legislaba, administraba, juzgaba y creaba leyes que vinculaban a todo el pueblo, excepto a él mismo. Una frase emblemática de esta concepción es «El Estado soy yo», atribuida al rey de Francia Luis XIV.
Teóricos Fundamentales del Absolutismo
Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
Maquiavelo percibió la necesidad de establecer las bases teóricas para la vigencia de un sistema político que permitiera lograr la unidad italiana. Buscó establecer un conjunto de pautas para lograr esta unificación e intentó establecer un orden social, para lo cual entendía que era necesaria la consolidación del poder del soberano. Su pragmatismo se resume en la máxima popularmente asociada a su obra: «el fin justifica los medios».
Jean Bodin (1529-1596)
Bodin entendía que la soberanía era el poder absoluto y perpetuo del monarca, y que la libertad de los individuos debía ceder ante el poder del Estado (personificado en el rey).