Fundamentos del Saber: Kant y la Ciencia

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La Estructura del Conocimiento Humano según Kant

Immanuel Kant se propuso determinar los límites de la razón en el ámbito del conocimiento. Su interrogante central radicaba en explicar por qué la metafísica no había experimentado el mismo progreso que ciencias como las matemáticas y la física. Para responder a esto, era necesario investigar la naturaleza de las ciencias y la posibilidad de que la metafísica pudiera constituirse como una ciencia válida.

Tipos de Juicios en el Conocimiento Científico

El conocimiento científico se expresa a través de juicios, los cuales Kant clasifica de la siguiente manera:

  • Juicios Analíticos: El predicado está contenido en el sujeto. Amplían el conocimiento de forma limitada.
  • Juicios Sintéticos: El predicado no está contenido en el sujeto, por lo que amplían nuestro conocimiento.

Además, los juicios pueden ser:

  • A Posteriori: Dependientes de la experiencia sensible.
  • A Priori: Previos e independientes a la experiencia, por lo que poseen universalidad y necesidad.

Por lo tanto, los juicios que fundamentan la ciencia son los juicios sintéticos a priori.

La Revolución Copernicana en la Epistemología

Si bien todo conocimiento comienza con la experiencia, no todo procede de ella. El conocimiento se compone de las sensaciones empíricas y de los objetos sobre los cuales el sujeto aplica su facultad de conocer. Esto representa una auténtica «revolución copernicana» en el pensamiento: no son los objetos los que se imponen al sujeto, sino que es el sujeto quien, al conocer, se adapta a ellos.

Estética Trascendental: La Sensibilidad y las Matemáticas

En la «estética trascendental» de la Crítica de la razón pura, Kant examina la sensibilidad y la posibilidad de los juicios en las matemáticas. La sensibilidad es la facultad que permite recibir representaciones a través de intuiciones empíricas.

Es crucial distinguir entre:

  • Materia: Los datos a posteriori provenientes de la sensación.
  • Forma: El elemento a priori que organiza estos datos.

La síntesis de materia y forma da lugar al fenómeno. Kant postula que las formas a priori de la sensibilidad son el espacio y el tiempo. Estas son las condiciones de posibilidad de la experiencia, consideradas intuiciones puras: no son conceptos aplicables a una multiplicidad, y carecen de contenido empírico.

Analítica Trascendental: El Entendimiento y la Física

La «analítica trascendental» se enfoca en el entendimiento y los juicios sintéticos a priori en la física. El entendimiento es la facultad que permite juzgar los fenómenos mediante conceptos. A los fenómenos de la sensibilidad se aplican las categorías, conceptos a priori como sustancia y causalidad. Aplicar estas categorías a objetos no sensibles implicaría un uso ilegítimo.

Para que el conocimiento sea posible, se requiere la conjunción de la intuición (sensibilidad) y el concepto (entendimiento). La existencia de elementos a priori en el conocimiento nos lleva a la distinción entre el fenómeno (la cosa conocida) y el noúmeno (la cosa en sí, independiente del conocimiento).

La filosofía kantiana se denomina idealismo trascendental precisamente porque los elementos a priori no son propiedades inherentes a las cosas, sino las condiciones de posibilidad de los fenómenos.

Dialéctica Trascendental: La Razón y la Metafísica

Finalmente, en la «dialéctica trascendental», Kant aborda la razón y la posibilidad de la metafísica como ciencia. La razón relaciona juicios mediante razonamientos, buscando siempre juicios más generales. Esta tendencia lleva a la razón a lo incondicionado, unificando los objetos del entendimiento a través de las ideas trascendentales de alma, mundo y Dios.

Estos conceptos puros de la razón trascienden los límites de la experiencia. En el conocimiento científico, las categorías solo pueden aplicarse a los fenómenos de la experiencia sensible, lo que imposibilita la metafísica como ciencia. Cuando las categorías se aplican a estas ideas, la razón cae en errores de la ilusión trascendental, manifestándose en paralogismos, antinomias y pruebas sin validez.

Por consiguiente, el único uso legítimo de las ideas de la razón es un uso regulativo: funcionan como ideales que orientan la investigación científica, pero no como objetos de conocimiento en sí mismos.

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