Fundamentos Metafísicos de Descartes: Criterio de Verdad y Demostración de Dios

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Establecimiento del Criterio de Verdad: Claridad y Distinción

El tema central es el establecimiento del criterio de verdad como *evidencia* (claridad y distinción) a partir de la primera proposición verdadera: *“Pienso, luego soy”* (el Cogito).

Las tesis que establece Descartes con respecto a este tema son:

  • En *“Pienso, luego soy”* solo existe la visión clara y distinta de que para pensar es preciso ser.
  • Por lo tanto, son verdaderas todas las cosas que percibimos clara y distintamente, si bien es difícil determinar cuáles sean estas últimas.

La Demostración de la Existencia de Dios

El tema de este fragmento es el intento de Descartes de demostrar la existencia de Dios a partir de la idea de Dios implicada en la idea que tiene de sí mismo como sujeto que duda y que, por tanto, es imperfecto.

La tesis principal que establece Descartes es que:

  • La idea de Dios que tengo en mí tiene que haber sido puesta en mí por Dios mismo.

El Argumento de la Perfección

El argumento sería que la idea de un ser más perfecto que yo (que está implicada en el conocimiento de mí mismo como sujeto que duda) no puede proceder de la nada, pero tampoco puede depender de un ser menos perfecto. Solo puede proceder de un ser que efectivamente sea más perfecto que yo y que tenga todas las perfecciones de las que yo pueda tener alguna idea.

Nota Aclaratoria sobre Otras Ideas

No vale el mismo razonamiento para las ideas de otras cosas distintas de mí, pero menos perfectas que yo, como las cosas exteriores: sean verdaderas o falsas, esas ideas pueden derivar de mí mismo.

Diferencia entre Verdades Matemáticas y la Existencia de Dios

El tema de este fragmento es la diferencia entre las verdades de la matemática y la verdad de la existencia de Dios (tal como queda demostrada por el *argumento ontológico*).

La existencia de Dios es una verdad al menos tan evidente, es decir, tan clara y distinta, como las demostraciones de la geometría.

Solo que, mientras que en las demostraciones geométricas no hay nada que garantice la existencia de sus objetos (el espacio extenso y sus divisiones, las figuras con sus diversos tamaños y movimientos), en la idea de Dios está comprendida necesariamente su existencia.

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