Fundamentos del Poder Político: Teorías sobre su Origen y Legitimidad
Clasificado en Filosofía y ética
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Introducción a las Teorías del Poder Político
Podemos dividir en dos grandes corrientes las teorías sobre el origen y la legitimidad del poder político:
Naturalismo: El Origen Natural del Poder Político
El naturalismo postula que el ser humano, por su propia esencia, vive en sociedad. El Estado es una entidad natural, no artificial, y preexiste al individuo. Es decir, el ser humano no existe plenamente fuera del Estado; un individuo al margen de este sería considerado un animal o un salvaje. En esta perspectiva, los derechos colectivos o del Estado prevalecen sobre los derechos individuales.
El modelo naturalista encuentra su explicación y analogía en la propia naturaleza, como se observa en una colonia de hormigas. Cada hormiga cumple un papel determinado en esa colonia, y de ello depende su supervivencia. ¿Sería lógico concebir que las hormigas existieron individualmente antes del hormiguero y que, en un momento dado, decidieron vivir juntas en comunidad? Evidentemente, no. Por el contrario, se concibe que el hormiguero es un organismo del cual cada hormiga es una parte integral, cuya función solo adquiere sentido en relación con el conjunto.
Filósofos Clásicos y el Naturalismo
Esta teoría fue desarrollada por filósofos clásicos como Platón y Aristóteles. En concreto, Platón comparaba la polis (ciudad-Estado) con un enjambre, donde cada individuo debe prestar a la comunidad el mejor servicio de que sea capaz, prevaleciendo siempre el interés colectivo sobre el individual.
Aristóteles, en su obra Política, define al ser humano como un animal político (zoon politikon) y sostiene que la ciudad-Estado es, por naturaleza, anterior a la familia y al individuo. Según Aristóteles, el ser humano no podría sobrevivir al margen de la sociedad; se convertiría en un bruto o en un dios.
Conflicto con el Derecho Natural
Las teorías naturalistas afirman que el Estado se sitúa por encima del individuo, ya que no es una techné (artificio), sino physis (naturaleza). El ser humano solo alcanza su plena humanidad al vivir en sociedad. Sin embargo, esta perspectiva naturalista entra en conflicto con el concepto de derecho natural, que engloba todos los derechos y libertades inherentes al ser humano por su mera existencia. Si se prioriza al Estado, es decir, la ley civil, se podría ir en contra del derecho natural. Es precisamente esta tensión la que da origen a las teorías contractualistas.
Contractualismo: El Origen Voluntario del Poder Político
El contractualismo sostiene que el origen y la legitimidad del poder político no residen en la naturaleza, sino en la voluntad o decisión humana. A esta corriente pertenece el contractualismo, un conjunto de teorías que emplean la noción de un contrato hipotético para explicar el origen y la legitimidad del poder político.
El contractualismo establece una separación hipotética entre el ser humano en un estado de naturaleza y el ser humano en un estado social. La transición del estado natural al social se produce mediante un acto voluntario, por el cual el individuo decide vivir en sociedad, bajo una organización con normas, a través de un contrato social (como lo plantea, por ejemplo, Rousseau).
La concepción del estado de naturaleza varía significativamente entre los distintos autores. Si bien todos comparten la premisa de un estado natural previo al social, la descripción del ser humano en dicho estado es lo que difiere:
Thomas Hobbes y el Estado de Naturaleza Conflictivo
Para Hobbes, el ser humano en estado natural es “un lobo para el otro hombre”, lo que implica que el ser humano, en su estado natural, es egoísta, vanidoso, competitivo y vive en una constante guerra de todos contra todos. La misma razón que le permite infligir daño a otros le indica que esta situación es insostenible. Por ello, decide voluntariamente, mediante un contrato, ceder el poder absoluto a una tercera entidad. De ahí que Hobbes defienda la monarquía absoluta como forma de gobierno. En caso de que el monarca absoluto exceda sus límites y no garantice la seguridad, el pueblo, aunque haya cedido su soberanía, estaría legitimado para romper ese pacto y sustituir la monarquía por otra que sí asegure su protección.
Jean-Jacques Rousseau y el Buen Salvaje
Para Rousseau, el ser humano es bueno por naturaleza, lo que implica que en el estado de naturaleza vive en armonía, sin conflictos, prevaleciendo la bondad. Esta armonía se fundamenta en la ausencia de propiedad privada en el estado natural. Sin embargo, este estado de naturaleza se corrompió con la aparición de la propiedad privada, transformando la sociedad en una entidad viciada. Rousseau propone la creación de un contrato social en el cual los individuos no renuncian a su soberanía, ya que esta es un derecho inalienable del ser humano. La soberanía no puede cederse; solo puede ejercerse directamente (mediante la democracia directa) o delegar su representación a través de representantes.