La Generación del 98 y las Vanguardias: Un Nuevo Rumbo en la Literatura Española

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La Generación del 98: Un Nuevo Contexto Literario

A partir de 1914, surge una nueva generación literaria e intelectual en España, compuesta por escritores nacidos entre 1880 y 1890. Aunque no se trata de un grupo homogéneo, comparten ciertas características:

  • Reformismo burgués: Se alejan del radicalismo de la generación anterior, adoptando una postura más reformista.
  • Interés por España y Europa: Conservan el interés por los problemas de España, pero se acercan al ideal del europeismo desde su sólida formación intelectual y cultural.
  • Vanguardia: Introducen las nuevas formas literarias de vanguardia que triunfan en Europa. Ramón Gómez de la Serna se considera el primer gran difusor del arte de vanguardia en España.
  • Reacción contra el irracionalismo: Se oponen a las tendencias irracionalistas y románticas de la generación del 98, defendiendo el ideal del clasicismo.
  • Estética para minorías: Cultivan una estética difícil, un arte para minorías cultas.

El ideal de los novecentistas de un arte puro, no contaminado por los problemas sociales, tuvo su auge durante los años 20. Sin embargo, con el comienzo de la década siguiente, fue desplazado por una literatura comprometida con la realidad social.

Juan Ramón Jiménez, uno de los autores más importantes de este periodo, comenzó su obra poética bajo la influencia del Modernismo, como demuestra Arias Tristes (1903). Sin embargo, pronto evolucionó hacia una poesía personal y depurada técnicamente, buscando una expresión desnuda y alejada del retoricismo. Defensor de la poesía pura, obsesionado por la corrección continua, se convirtió en el maestro de los jóvenes poetas del 27, de los que se alejó cuando estos, en los años treinta, comenzaron a cultivar temas sociales y políticos. Sus obras se reunieron en sucesivas antologías.

Como prosista, destaca Platero y yo, un título de notable aliento lírico. El grueso de los llamados novecentistas lo componen ensayistas y pensadores como Ortega y Gasset, Manuel Azaña, Gregorio Marañón, Américo Castro, etc. Entre los novelistas, destacan Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.

Fuera de cualquier clasificación queda Ramón Gómez de la Serna (1888-1953), creador de la greguería, que él mismo definía como"metáfora + humo", e introductor de los movimientos de vanguardia.

Las Vanguardias: Un Movimiento Revolucionario

Las vanguardias fueron movimientos intelectuales, adelantados a la cultura del momento, que compartían la intención de provocar a la burguesía. Los intelectuales que las impulsaron rechazaban lo antiguo y lo real para asentar el arte en lo nuevo y lo moderno. Estos movimientos, que surgieron en Francia y países cercanos entre 1909 y 1916, tuvieron una vida breve pero intensa, contribuyendo a cambiar la idea del arte en la sociedad.

Dadaísmo

Fundado por Tristan Tzara en Suiza, el Dadaísmo se extendió rápidamente por Francia y Europa. Propugnaba que el arte se basara en lo absurdo, en lo que no tuviera lógica ni valor, que fuera rebelde, que se guiara por la fantasía y que ensalzara la destrucción.

Futurismo

En Italia, Marinetti lanzó los presupuestos del Futurismo, elogiando inventos como las máquinas y los coches por encima de las obras de la cultura heredada de griegos y romanos.

Cubismo

Procedente del mundo del arte, el Cubismo pretendía representar las tres dimensiones sobre una superficie plana, utilizando piezas geométricas como el triángulo. Pablo Picasso fue el representante más importante del Cubismo, y Apollinaire su adaptador a la literatura.

Creacionismo y Ultraísmo

Genuinamente hispánicos, estos movimientos otorgaban más importancia a lo íntimo, a lo sentimental y a lo trágico.

Surrealismo

Influenciado por Freud, el Surrealismo intentaba liberar las imágenes propias de los sueños y del subconsciente para que el artista se dejara guiar por ellas. Fue el movimiento que más influyó en la poesía y la pintura. Obras maestras del surrealismo español fueron Poeta en Nueva York, de García Lorca, Sobre los ángeles, de Rafael Alberti, y Espadas como labios, de Vicente Aleixandre.

La Generación del 98 y las Vanguardias marcaron un punto de inflexión en la literatura española, abriendo camino a nuevas formas de expresión y a una mayor conciencia social. Su legado continúa inspirando a escritores y artistas en la actualidad.

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