Geopolítica Feminista: Inclusión de las Mujeres en las Relaciones Internacionales

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Geopolítica Feminista: Inclusión de las Mujeres en las Relaciones Internacionales

Algunas autoras feministas han denunciado la falta de mujeres en la geopolítica y en las relaciones internacionales, criticando que al analizar el poder se está analizando la identidad y la subjetividad, que engloban rasgos como el género (también la nacionalidad, la edad, la religión, etc.). Es decir, la praxis geopolítica se basa en la exclusión de las diferencias; el género femenino constituye una “diferencia”. El feminismo político busca la consideración de las personas en el mapa geopolítico mundial. Critican que las mujeres estén intrínsecamente inscritas en las relaciones internacionales, pero no en el campo decisorio, sino como trabajadoras, como imágenes en publicidad internacional y como “víctimas” que han de ser protegidas por las fuerzas de paz internacionales. Sin embargo, esto no significa que no tengan ningún papel en la reconstrucción de los órdenes internacionales, sino que éste no es visible en este ámbito.

O’Tuathail crea la noción de “ojo antigeopolítico”, se trata de una contra-perspectiva, lo cual constituye el primer movimiento para tratar críticamente la marginalización de ciertos segmentos, como las mujeres. El “ojo” ve el mundo desde un punto de vista fácilmente reconocible, es una posición que toma la responsabilidad de su representación, aproximando los extremos; es lo que Haraway denomina “el truco de Dios”, que permite al espectador estar en todas partes y en ninguna a la vez.

Reescribiendo las Acciones de las Mujeres en la Geopolítica

El reescribir acciones de mujeres (y otras voces marginadas) como parte del pensamiento geopolítico (desplazamiento hacia el ojo antigeopolítico) representa un movimiento hacia el reconocimiento de la corporeización de procesos geográficos y relaciones geopolíticas a diversas escalas (Dowler y Sharp). Para reescribir experiencias cotidianas de individuos como parte de sucesos geopolíticos más amplios, los académicos están relacionando la escala de sus investigaciones de lo global y nacional con lo local. Es necesario, por tanto, examinar el mundo mediante la “escala del cuerpo”. Esta posición aboga por la necesidad de pensar en los cuerpos como sitios de actuación vital plena y no como simples superficies de inscripción discursiva. Sin embargo, esto no quiere decir que se sugiera que para entender geografías e identidades nacionales e internacionales sea necesario abandonar el discurso. Todo lo contrario, hay que ver lo de una manera más amplia que esté menos dominada por la representación y más referida a prácticas reales.

Hacia una Geopolítica Feminista

Para comenzar a pensar en términos de una geopolítica feminista, es necesario pensar más claramente sobre la base del discurso político en la práctica para conectar así con la representación internacional a las geografías de la vida cotidiana. La descripción casi etnográfica de Sparke, muestra cómo la producción de imágenes geopolíticas y su impacto real en la vida cotidiana, ha sido hecha para producir resultados diferentes. Una ampliación de los intereses de la geopolítica ofrece interesantes posibilidades para el entendimiento de las complejas geografías locales que reconstruyen la nación y la

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