El Giro Copernicano de Kant: Una Revolución en la Metafísica
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El Problema del Conocimiento a Priori
Para abordar el problema del conocimiento a priori y el giro copernicano kantiano, debemos partir de la metafísica. La metafísica busca ampliar nuestro conocimiento de la realidad, y sus problemas capitales, según Kant, son Dios, la libertad y la inmortalidad. Kant nunca negó la importancia de estos temas, pero observó que, a diferencia de la matemática y la ciencia natural, la metafísica no ha logrado un progreso similar y se encuentra en constante disputa, careciendo de un método científico seguro para resolver sus problemas.
Kant argumenta que la razón forma conceptos a priori, es decir, conceptos que no proceden de la experiencia, sino que se aplican a ella. Estos conceptos y principios a priori se fundan en la estructura del espíritu mismo y son puros, en el sentido de que están vacíos de contenido empírico. Sin embargo, no podemos asumir que estos conceptos y principios a priori nos permitan trascender la experiencia.
La Crítica de la Razón Pura
El objetivo de la metafísica kantiana es averiguar qué y cuánto pueden conocer el entendimiento y la razón aparte de toda experiencia. Kant no se interesa por las condiciones empíricas, sino por las condiciones no-empíricas o puras. Al hablar de metafísica dogmática, Kant piensa en el sistema leibnizo-wolffiano. Su investigación sobre la capacidad de la razón para el conocimiento puro a priori se denomina filosofía o crítica. El conocimiento filosófico accesible por la razón pura es lo que Kant llama metafísica como ciencia. La posibilidad de la metafísica como ciencia que trasciende la experiencia sensible es el tema central de la Crítica de la Razón Pura. Este problema se centra en la posibilidad del conocimiento a priori.
Juicios Analíticos y Sintéticos
Kant distingue entre juicios analíticos y sintéticos. Los juicios analíticos son aquellos en los que el predicado está contenido, implícitamente al menos, en el concepto del sujeto, y su verdad se basa en la ley de contradicción de la lógica. En cambio, los juicios sintéticos afirman o niegan de un sujeto un predicado que no está contenido en el concepto del sujeto. En los juicios sintéticos, se añade algo al concepto del sujeto, se afirma una conexión entre ellos.
Kant sostiene que existen proposiciones sintéticas a priori, es decir, proposiciones que amplían nuestro conocimiento de la realidad, pero que son al mismo tiempo a priori. Estas proposiciones se encuentran tanto en la matemática como en la física. Para Kant, estas proposiciones son necesarias y, por lo tanto, a priori.
La Revolución Copernicana
En la Crítica de la Razón Pura, Kant se pregunta no cómo es posible la metafísica, sino cómo es posible la metafísica como ciencia. Propone una hipótesis, inspirada en la revolución copernicana: así como Copérnico propuso que la Tierra gira alrededor del Sol, Kant sugiere que no podemos conocer las cosas más que en la medida en que se someten a ciertas condiciones a priori del espíritu. El espíritu es activo, no en el sentido de crear entes a partir de la nada, sino en el sentido de imponer al material de la experiencia sus propias formas cognoscitivas, determinadas por la estructura de la sensibilidad y del entendimiento humanos. Las cosas solo pueden ser conocidas a través de estas formas.
Sensibilidad, Entendimiento y Razón
Kant distingue entre la sensibilidad y el entendimiento. Los objetos son dados por los sentidos y pensados por el entendimiento. La sensibilidad y el entendimiento sintetizan los datos de la experiencia. Las categorías del entendimiento son realidades que no están ni pueden estar dadas en la experiencia sensible. Su función es la unificación del sentido y su uso.
Las ideas trascendentales, según Kant, dependen de la razón, que se distingue del entendimiento y aún más de la sensibilidad. La razón se refiere a la inteligencia humana.
Conclusión
Kant presenta la metafísica como ciencia de los límites de la razón humana en la Crítica de la Razón Pura. Sus reflexiones e investigaciones conducen a un avance en el progreso humano, invitándonos a cuestionar las creencias preestablecidas y a considerar nuevas perspectivas. Su doctrina se enfrenta al problema de reconciliar el mundo de la ciencia con el mundo de la libertad. La ciencia, con sus leyes causales, no admite el libre albedrío, y el hombre es considerado como parte del sistema cósmico. Nos encontramos con la difícil concepción del hombre fenoménicamente determinado y numéricamente libre.