Giuseppe Verdi: Vida, Obra y Legado en la Ópera Italiana

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La carrera de Giuseppe Verdi (1813‐1901) constituye prácticamente la historia de la música italiana durante los cincuenta años siguientes a Donizetti. Salvo el Réquiem y algunas otras piezas, todas las obras editadas por Verdi fueron escritas para la escena. La primera de sus 26 óperas se estrenó en 1839 y la última en 1893. En ningún momento Verdi rompió con el pasado ni experimentó radicalmente con teorías nuevas. Su evolución se encaminó hacia el refinamiento de sus objetivos y técnica y al final llevó a la ópera italiana hasta un punto de perfección jamás superado desde entonces.

Un desarrollo tan ordenado, tan diferente del curso de los acontecimientos musicales en los países del norte, fue posible porque Italia poseía una dilatada e inquebrantada tradición operística profundamente arraigada en el pueblo. El único postulado romántico que afectaba significativamente a la música era el nacionalismo, y en este aspecto Verdi no aceptó compromisos. Creía con convencimiento que cada nación debía cultivar el tipo de música que le era innato; mantuvo una decidida independencia en su propio estilo musical y deploraba la influencia de ideas foráneas (sobre todo alemanas) en la obra de sus compatriotas más jóvenes. Muchas de sus primeras óperas incluyen coros que eran considerados como llamadas inflamadas de patriotismo en lucha por la unidad nacional y en contra de la dominación extranjera durante los años del Risorgimento. La popularidad de Verdi se acrecentó aún más cuando su nombre se convirtió en un símbolo.

Un rasgo más profundo y esencialmente nacionalista de Verdi fue su inquebrantable adhesión a un ideal de la ópera como drama humano (en contraste con el énfasis puesto sobre la naturaleza romantizada y el simbolismo mitológico de Alemania), el cual debe lograrse por medio de la melodía vocal solística sencilla y directa, en oposición a la exuberancia orquestal y coral de la grand opéra francesa. Su independencia no era, desde luego, absoluta. Aparte de la cordial influencia de Beethoven, a quien reverenciaba por encima de todos los compositores, y de su claro endeudamiento con sus predecesores Donizetti, Bellini y Rossini; Verdi asumió mucho de la armonía de la orquestación de Meyerbeer, aunque jamás aceptó nada sin haberlo asimilado antes por completo y convertirlo en parte de su propio lenguaje.

Periodos Creativos de Verdi

La vida creativa de Verdi puede dividirse en tres periodos: el primero culmina con Il trovatore y La Traviata, el segundo con Aida, y el último solo comprende Otello y Falstaff. Con excepción de Falstaff y de una sola obra temprana de escaso éxito, todas las óperas de Verdi son, en cuanto a temática, serias. En su mayoría sus temas fueron adaptados por sus libretistas de diversos autores románticos: Schiller, Víctor Hugo, Dumas, Byron, Scribe o dramaturgos españoles. De Shakespeare provinieron los libretos de sus últimas dos obras, hábilmente arreglados por el poeta y compositor Arrigo Boito (1842‐1918).

Requisitos del Libreto y Estructura Operística

Los principales requisitos que Verdi exigía a un libreto eran situaciones emocionales fuertes, contrastes y celeridad en la acción. No reparaba demasiado en la credibilidad. En consecuencia, la mayor parte de sus argumentos son violentos melodramas de sangre y fuego, llenos de personajes y de coincidencias inconsistentes, pero con gran profusión de oportunidades para las estimulantes, robustas y terribles melodías y ritmos especialmente característicos del primer estilo de Verdi.

Algunos rasgos estructurales son comunes a muchas de sus óperas. Cada una de ellas presenta típicamente cuatro divisiones principales: cuatro actos, o tres actos con un prólogo, o tres actos subdivididos en escenas divididas de tal forma que se aproximan a la división cuaternaria. La segunda y la tercera división muestran finales de conjunto, habitualmente hay un gran dúo en la tercera, y la cuarta se inicia a menudo con una preghiera (escena de plegaria) o una meditación similar para un solista (normalmente la heroína), acompañada con frecuencia por el coro.

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