Globalización y Ciudadanía Universal: Desafíos y Oportunidades en la Era Digital

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Ciudadanía Global: Desafíos y Oportunidades en la Era Digital

La Aldea Global y la Transformación de la Comunicación

Las redes sociales no constituyen un sistema nacional de comunicación como aquel que ha dado cohesión lingüística, cultural y política a los estados contemporáneos. Internet, la red de redes, se erige como la primera red única mundial de información. La accesibilidad de todos los usuarios a todos los contenidos supone la superación de los sistemas nacionales de comunicación, con unas consecuencias sociales para los próximos años difíciles de augurar.

La globalización en todas sus vertientes, y la que conllevan las nuevas tecnologías informáticas, ha roto las barreras territoriales, religiosas y lingüísticas de los estados nacionales. La idea de una aldea global que incluya a todo el planeta es ya una realidad gracias a las telecomunicaciones, a la rapidez de los viajes y de los mensajes, y a la contracción del espacio terrestre. Este se ha convertido en una autopista aérea en la que ya se transporta todo: personas, bienes, ideas y valores, de un lugar a otro del mundo y a gran velocidad.

El fenómeno de la globalización, en todas sus formas y manifestaciones, afecta cada vez más al modo de vivir, de comunicarse y de pensar del ser humano actual. Sin embargo, la globalización no significa que lo local y lo nacional, bajo la forma política del Estado, vayan a desaparecer. Los vínculos tradicionales con el territorio y con el Estado nacional van a seguir existiendo, posiblemente, durante mucho tiempo.

Ciudadanos del Mundo: Hacia una Ciudadanía Universal

La propuesta general de cara al futuro debe ser la de humanizar el tercer entorno (el ciberespacio y la esfera global). Esta propuesta ha de concretarse en medidas de tipo político, jurídico, económico y educativo, para que todos los ciudadanos de «telépolis» podamos realmente acceder democráticamente a todos los bienes disponibles en el ciberespacio.

En definitiva, se trata de extender el contenido del concepto de ciudadanía a todos los seres humanos y no solo a los de unos determinados países. Es fundamental tomar medidas efectivas para que todos los seres humanos podamos ser ciudadanos del mundo. Y no existe otro horizonte más adecuado de ciudadanía universal que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con una plena realización de todos los derechos y libertades que en ella se incluyen.

No basta con la democracia formal y jurídica; es preciso que la igualdad económica y la justicia imperen en las relaciones internacionales. Sin justicia no habrá nunca verdadera democracia y sin justicia tampoco habrá jamás una auténtica paz.

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