El Gobierno Unionista de O'Donnell y la Crisis del Sistema Isabelino (1858-1868)
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El Gobierno Unionista de O'Donnell (1858-1863)
El gobierno de O'Donnell, con una duración excepcional de cuatro años y medio, se caracterizó por una relativa tranquilidad. Las elecciones ratificaron una cómoda mayoría unionista, permitiendo una pequeña participación de la oposición, lo que disminuyó el riesgo de pronunciamientos. O'Donnell modificó la Constitución de 1845: disminuyó el control de la prensa, aumentó la autonomía de los ayuntamientos y reforzó el poder judicial. Además, continuó con la legislación económica del bienio progresista: expansión del ferrocarril, reanudación de la desamortización civil y aumento de la inversión en obras públicas.
Hasta 1866, España experimentó años de expansión económica y aumento de los recursos de Hacienda, que se invirtieron en una activa política exterior. El país participó en operaciones militares con el objetivo de restaurar su imagen como potencia colonial y estimular el patriotismo y el nacionalismo español. Se llevaron a cabo tres campañas principales, que contaron con el apoyo de la mayoría de los grupos políticos y de la alta burguesía:
- Entre 1858 y 1862, se realizó una expedición a la Conchinchina junto a Francia, en respuesta a la matanza de misioneros.
- En 1862, se intervino en México para exigir el pago de la deuda atrasada.
- La campaña más importante fue la de Marruecos, iniciada con el pretexto de un ataque rifeño a Ceuta. La guerra movilizó a 50.000 soldados y generó una ola de patriotismo tras las victorias de Tetuán, Castillejos y Wad-Ras, que otorgaron gran prestigio al militar progresista Juan Prim. La Paz de Wad-Ras permitió la ocupación de Ifni y la ampliación de Ceuta.
La decisión de O'Donnell de incorporar a Prim al gobierno provocó el disgusto de la reina, lo que derivó en una conspiración y en la dimisión de O'Donnell.
La Crisis Final del Sistema (1863-1868)
La radicalización del autoritarismo y el fuerte intervencionismo de la reina terminaron por desnaturalizar el sistema liberal y causar una gran inestabilidad gubernamental. Progresistas, demócratas y republicanos culparon a Isabel II del mal funcionamiento de las instituciones y optaron por el pronunciamiento como única vía para acceder al poder.
En 1866, la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil se transformó en una revuelta popular en Madrid, que fue duramente reprimida. El gobierno impuso una especie de dictadura. La situación empeoró con la crisis de subsistencia de 1866, que provocó un aumento de los precios y el descontento popular. Esto condujo al Pacto de Ostende, cuyo objetivo era acabar con la monarquía de Isabel II, formar un gobierno provisional y convocar Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino.