La Gran Depresión: De la Crisis Bursátil al Hundimiento Económico

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La Gran Depresión

De la Crisis Bursátil a la Crisis Generalizada

El hundimiento de la Bolsa de Nueva York condujo a una depresión económica. Una serie de factores contribuyeron a desencadenar una crisis económica generalizada:

  1. Sobreproducción industrial: Existió una sobreproducción que no se ajustaba a la demanda real.
  2. Crisis de liquidez: Como consecuencia del hundimiento bursátil, muchas empresas e individuos no pudieron pagar a sus acreedores, creándose una espiral de endeudamiento. Muchas industrias y entidades bancarias quebraron, lo que provocó un aumento del desempleo. La necesidad de liquidez forzó la retirada de inversores en Europa y la cancelación de muchos créditos a países exportadores de alimentos. Hubo un descenso de los precios (deflación) que redujo las ganancias.
  3. Caída del consumo: La reducción de la riqueza de los inversores, la disminución de la capacidad adquisitiva de los compradores y el temor al desempleo provocaron una caída del consumo. A esto se sumó la crisis de la agricultura, agravada por las fuertes tormentas de polvo (Dust Bowl). La falta de consumo y producción incrementó aún más el paro.

Las Quiebras Bancarias y la Recesión Industrial

La sobreproducción, la falta de dinero y el hundimiento del consumo causaron que la crisis de la Bolsa se extendiera a todos los sectores de la economía.

El hundimiento bursátil provocó que los deudores no pudieran devolver sus préstamos, y los bancos aceptaron las acciones de la Bolsa como garantía. Ante el temor de que los bancos quebraran, la población retiró sus efectivo de las cuentas. La crisis bancaria supuso la quiebra de más de 4000 bancos, y millones de familias y miles de empresas perdieron todos sus depósitos. Para superar las dificultades, los bancos redujeron la concesión de créditos, lo que causó una fuerte reducción de las inversiones industriales.

La caída de las inversiones y la falta de crédito provocaron un gran aumento del desempleo. Entre 1929 y 1930, el número de desempleados aumentó de 1.6 millones a 4.3 millones, y a finales de 1933, a casi 13 millones. La disminución de la demanda hizo descender de nuevo la producción industrial y agraria.

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