Gran Depresión: Orígenes, Crisis Bancaria e Impacto Social Global

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La Gran Depresión: Orígenes y Desarrollo de la Crisis Económica Global

Causas Fundamentales de la Gran Depresión

En primer lugar, hay que señalar la sobreproducción industrial antes del hundimiento. Diversos indicadores muestran que el ritmo de crecimiento se estaba desacelerando en Estados Unidos (EE. UU.).

En segundo lugar, la crisis de liquidez favoreció la expansión de la crisis. La caída de las acciones generó una cadena de impagos en industrias y entidades bancarias. A su vez, el deseo de vender a cualquier precio los bienes ya producidos aceleró el descenso de los precios.

En tercer lugar, la caída del consumo provocada por el paro agravó la situación. Varias causas influyeron en este descenso del consumo:

  • La disminución de la capacidad adquisitiva.
  • El temor a ser despedido.
  • La caída de los precios agrarios.
  • El endeudamiento.
  • La convicción de que en el futuro se podían comprar los bienes más baratos.

La Crisis Bancaria e Industrial: Un Efecto Dominó

La sobreproducción, la falta de dinero y la caída del consumo hicieron que la crisis de la bolsa se convirtiese en una crisis que acabó afectando a todos los sectores de la economía. El hundimiento bursátil hizo que los deudores no pudieran devolver sus préstamos y el miedo a la quiebra de los bancos asustó a la población, que acudió a retirar su dinero. Todo ello desató la crisis bancaria.

Para superar estas dificultades, los bancos redujeron la concesión de créditos, lo que agravó aún más la coyuntura. El pesimismo y la falta de confianza comportaron una drástica reducción de las inversiones industriales. La ruina de los inversores bursátiles y la disminución del crédito provocaron el descenso del consumo, lo cual agravó la sobreproducción; los stocks aumentaron de manera considerable y los precios disminuyeron.

El subconsumo y la caída de las inversiones indujeron la crisis industrial. La caída de la actividad industrial supuso un gran aumento del desempleo. La Depresión tuvo unas graves consecuencias sociales, y la pobreza se extendió entre la población, hacinada en barracas o sin hogar y dependiendo de las ayudas del Estado o de la caridad.

El desempleo agravó aún más la contracción de la demanda: millones de parados sin ingresos dejaron de consumir. Al disminuir la demanda, descendió de nuevo la producción industrial y agraria.

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