Grandes Figuras de la Poesía Española de Posguerra

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José Hierro (1922-2002)

José Hierro, fundador y director de la revista Proel en Santander, fue uno de los mejores poetas de la posguerra española. Su poesía gira en torno al valor de la existencia iluminada por la alegría del canto, único elemento que da sentido a la vida y distrae al hombre del dolor y del paso del tiempo. Hierro se acerca a los problemas colectivos desde la experiencia individual e íntima. Emplea un lenguaje transparente con sencillez y hondura: "mi poesía es seca y desnuda, pobre de imágenes", dice él. En sus primeros libros prevalece la temática existencial, como en Alegría o en Tierra sin nosotros, donde aborda el problema de la fugacidad del tiempo o del amor. Después dirige sus versos a la poesía social como en Con las piedras o Con el viento, aunque los límites no son precisos ya que la fusión entre ambas tendencias marcará su obra. Una nueva etapa se abre con el libro De las alucinaciones en 1964 y termina con Cuaderno de Nueva York en 1998.

Gabriel Celaya (1911-1991)

La extensa obra de Gabriel Celaya comienza en 1935 con Marea de silencio. Su segunda obra, La soledad cerrada, escrita un año después, no se publicará hasta 1947. Ambas muestran la poesía neorromántica que las recorre. La siguiente fase de su poesía es existencialista: Tranquilamente hablando, de aquí es "A veces me figuro que estoy enamorado" (1947) o Las cosas como son, publicado bajo el nombre de Juan de Leceta. La tercera etapa es de compromiso político: Paz y concierto (1953), etc. y sobre todo Cantos iberos (1955). El rechazo de la poesía escrita lo lleva a defender una poesía que alcance al pueblo, una poesía para todos. La cuarta etapa es experimental y emplea nuevas formas y nuevos temas (1973).

Ángela Figuera Aymerich (1902-1984)

La poesía primera de Ángela Figuera Aymerich trata de poesía desarraigada para luego llegar a la poesía social. Reivindica y denuncia la situación de las mujeres y plasma su sufrimiento. En sus poemas plasma motivos sencillos y cotidianos. En su obra destacan Mujer de barro, Soria pura y Vencida por el ángel, obras más intimistas y existencialistas. Tiene otras más cercanas a la preocupación social como El grito inútil, Belleza cruel (1958), que debido a la censura será publicada en México y prolongada por León Felipe, y Toco la tierra (No quiero) (1962).

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