Grandes Obras Arquitectónicas: Un Recorrido por el Renacimiento y el Barroco
Clasificado en Plástica y Educación Artística
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Palacio de Carlos V: La Fusión de Formas Perfectas
El Palacio de Carlos V, obra de Machuca, presenta una planta de sorprendente sencillez. Su arquitecto tomó el cuadrado y el círculo, las dos formas consideradas perfectas según los cánones del Renacimiento, pero al combinarlas, les otorgó un nuevo sentido. Aquí, al contrario de otras construcciones renacentistas, el exterior no revela nada de lo que encierra. Al pasar desde sus fachadas rectas exteriores al patio circular, se experimenta un sobresalto de asombro, una sensación totalmente ajena a la impasible serenidad de los edificios renacentistas. El patio es, quizás, la más perfecta expresión de este espíritu, con columnas dórico-toscanas en el cuerpo inferior y jónicas en el superior. Sus arquitrabes rectos poseen una gravedad y un acierto de proporciones equiparables a las mejores creaciones italianas.
Plaza de San Pedro: La Grandiosidad Barroca de Bernini
La Plaza de San Pedro, diseñada en 1629, es uno de los trabajos arquitectónicos más espectaculares del Barroco. Bernini rodeó la plaza ovalada con una columnata que crea un impresionante contraste de luces y sombras, generando efectos especiales. Su forma conduce al visitante hacia la basílica, transmitiendo una impresión de unidad y movimiento, características típicas del estilo barroco. Sin embargo, cuando se intentó reformar para lograr mayor capacidad, surgió un problema: al tratar de amoldarla a las formas de las iglesias de congregación instauradas por la Contrarreforma, se desvirtuaba el cuerpo plástico centralizado por Miguel Ángel.
San Carlos de las Cuatro Fuentes: Dinamismo y Movimiento Barroco
En San Carlos de las Cuatro Fuentes, la planta es fundamentalmente ovalada. En su interior, Borromini concibe muros enteros en movimiento para generar una sensación de dinamismo, en clara oposición al estatismo y reposo propios del Renacimiento. Su fachada, también en movimiento, es imponente, con un juego de formas que busca despertar sentimientos de atracción y pasión. La fachada posterior presenta dinámicos efectos de movimiento: la parte inferior es cóncava-convexa-cóncava y contrasta con las curvas convexa-cóncava-convexa de la parte superior. El espacio se concibe como una unidad que puede articularse, pero no descomponerse en elementos independientes. La luz está pensada para alterar de manera sugestiva la realidad e intensificar los efectos de profundidad.
El Palacio de Versalles: Símbolo del Absolutismo Francés
El Palacio de Versalles es el ejemplo más representativo del Barroco Francés, siendo la residencia permanente de Luis XIV. Este complejo conjunto encarna un nuevo género de vida que conjuga lo social, lo residencial y lo administrativo, donde el monarca absolutista es el centro de todo. Se accede a la plaza central del palacio a través de tres caminos convergentes. El gran bloque central, en forma de 'U', se orienta hacia esta plaza, agregándole un ala longitudinal, en ángulo recto, a cada extremo de la 'U'. En la planta baja se ubica el célebre Salón de los Espejos, y en la planta alta se encuentra la habitación de Luis XIV.