Grandes Transformaciones Históricas: Imperialismo, New Deal y Revolución Industrial
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Imperialismo del Siglo XIX
El imperialismo del siglo XIX implicó la incorporación de extensos territorios y sus habitantes, a menudo mediante la violencia o el sometimiento, bajo el control indirecto de las potencias industriales. Casi una cuarta parte del mundo fue repartida entre media docena de estados, lo que generó una división entre naciones fuertes y débiles. Por ejemplo, Estados Unidos arrebató a España sus colonias de Cuba y Filipinas, mientras que Japón construyó un imperio en el Pacífico a costa de Rusia, China y Corea.
En Indochina, los británicos controlaron Birmania y Malasia, mientras que Francia dominó el resto de los territorios. Tailandia logró mantenerse independiente. En el Extremo Oriente asiático, Japón se expandió (Formosa, Sajalín y Corea). China, por su parte, fue incapaz de enfrentarse a las potencias imperialistas.
Las repúblicas de América Latina, económicamente, eran dependientes del mundo desarrollado. Esto se manifestó en un neocolonialismo, especialmente en América Central y el Caribe.
Causas Económicas del Imperialismo
El principal motor fue el deseo de obtener beneficio económico, a través de la extracción y exportación de materias primas de África, Asia y América Latina. Por ejemplo, el caucho se encontraba en Oriente Medio y el estaño en Asia, África y Sudamérica.
Existía una gran demanda de productos tropicales. Los empresarios tenían interés en negociar con la minería o las plantaciones, favoreciendo que estas estuvieran bajo el control de su propio estado. Las potencias buscaban mercados protegidos para favorecer el monopolio (como Francia), mientras que las menos proteccionistas intentaban extender su imperio para evitar el monopolio de otras. En general, todas buscaban obtener nuevos mercados para sus productos manufacturados.
El New Deal
El New Deal, implantado por el presidente Franklin D. Roosevelt, introdujo una profunda reforma del capitalismo norteamericano, estableciendo un nuevo modelo de relación entre el estado democrático y el sector privado de la economía. Sus medidas incluyeron un aumento significativo del gasto público para la lucha contra el desempleo y la creación de seguros sociales, un incremento de impuestos, la regulación de empresas y del mercado de trabajo, y el apoyo a los sindicatos.
Aunque mejoró la situación, no fue suficiente. El programa fracasó en su objetivo de erradicar el desempleo, que se mantuvo elevado (17%, con 9.5 millones de parados). Además, enfrentó la fuerte oposición de los empresarios debido a los impuestos y al reparto de la renta, lo que dificultó el comercio. El avance pretendido con el aumento del gasto público no se reflejó plenamente en el consumo y la inversión, en parte por el ascenso de los sindicatos y los consiguientes conflictos huelguísticos.
La Revolución Industrial
El nacimiento de la siderurgia moderna en Inglaterra, con el paso del carbón vegetal al mineral, liberó a la industria de la dependencia de la madera y el carbón vegetal, que escaseaban. La nueva industria textil, impulsada por leyes como las Calico Acts (que prohibían la importación de telas de algodón de la India), experimentó un rápido progreso en la mecanización, abaratando costes y convirtiéndose en la principal industria británica.
En 1712, Thomas Newcomen creó la primera máquina de vapor económicamente útil para las minas de carbón. Posteriormente, James Watt transformó el movimiento alternativo del émbolo en rotatorio, lo que permitió su aplicación al movimiento de ruedas. Esto liberó a las empresas de la necesidad de ubicarse junto a cursos de agua, favoreciendo el surgimiento de fábricas en las ciudades.
Impacto del Ferrocarril y el Transporte
La mejora del transporte con el ferrocarril transformó radicalmente el transporte de largo recorrido de pasajeros y mercancías. Este nuevo medio abastecía a las fábricas urbanas de carbón, materias primas y alimento para los trabajadores. Todo ello propició el impulso de la minería, la siderurgia y la fabricación de maquinaria. Otros países intentaron seguir el avance de los británicos, permitiendo que las nuevas industrias accedieran a nuevos mercados y crecieran.