El Greco y El Escorial: Obras Maestras del Renacimiento Español y la Monarquía de Felipe II
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El Greco: Maestría y Estilo en la Pintura Universal
El Greco es uno de los grandes genios de la pintura universal. Destacó inicialmente como pintor de iconos en el estilo bizantino. Realizó numerosos retratos, que compaginó con el resto de su obra, la mayoría de temas religiosos.
El caballero de la mano en el pecho del Greco
Este es uno de sus retratos más famosos, perteneciente a su primera etapa española. La fecha es desconocida, al igual que el personaje representado, ya que no lleva ningún distintivo que permita identificarlo. Se ha especulado que podría ser el notario mayor de Toledo o Miguel de Cervantes. El retrato obligaba al artista a un mayor sometimiento a la realidad, de la cual tendía a escapar en su pintura.
Sus características esenciales son:
- El aire aristocrático y distante.
- El fondo neutro y oscuro.
- La perfecta captación de la psicología del personaje.
El entierro del señor Orgaz del Greco
El cuadro narra la leyenda toledana sobre la muerte del conde Orgaz. Mientras se celebraba su funeral, San Esteban y San Agustín, sus santos patronos, descendieron de los cielos para enterrarle. Al milagro asisten amigos y contemporáneos del Greco, entre los que se reconocen: su hijo en primer plano a la izquierda, el propio pintor que mira al espectador, y el párroco de la iglesia.
Composición y Simbolismo
La obra está dividida en dos partes:
- La inferior o mundo terrenal: Utiliza una composición simétrica y ordenada, donde los personajes ocupan el centro de la composición. Los rostros han sido tratados con gran realismo, pero sus cuerpos están alargados, una estilización voluntaria característica del Greco.
- La superior o ámbito celeste: Utiliza una composición piramidal, situando la figura de Cristo Juez, flanqueado por la Virgen y San Juan. Cristo ordena a San Juan que abra las puertas del cielo al alma del difunto, mientras la Virgen se prepara para recibirla. Detrás de San Juan se encuentran los apóstoles y los bienaventurados, en los que se reconoce a Felipe II.
El enlace entre ambos mundos lo protagoniza el ángel que transporta el alma, destacando la contorsión y la violencia de su movimiento. La gama cromática es amplia; además del negro, utiliza azul, carmín, entre otros.
El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial: Símbolo de la Contrarreforma
Arquitectura de Juan de Herrera
El encargo del proyecto recayó en Juan Bautista de Toledo, pero tras su muerte, la dirección fue asumida por Juan de Herrera, quien modificó las trazas originales. Finalmente, las obras concluyeron en 1584.
Características del Conjunto Arquitectónico
La planta de todo el conjunto es un rectángulo y se ordena en torno a patios interiores. Tradicionalmente, se ha atribuido a esta planta un simbolismo religioso, ya que su forma recuerda a una parrilla invertida, instrumento del martirio de San Lorenzo.
Entre las numerosas dependencias, la iglesia es una de las más importantes. La iglesia es de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, pero se alarga a sus pies con un vestíbulo. La cubierta de los brazos es de bóveda de cañón, con cúpula central sobre tambor en el crucero.
Estilo y Sobriedad
La sobriedad es su nota más destacada, tanto en el interior, con pilastras y entablamento de orden dórico, como en el exterior. En el exterior, la sobriedad sigue siendo la nota dominante con muros desnudos. Los únicos elementos decorativos son los triángulos y las bolas, y la utilización de pizarra en el tejado, que se verá posteriormente en la Plaza Mayor de Madrid.
En definitiva, el monasterio de El Escorial no solo fue la obra arquitectónica más importante de la Contrarreforma católica, sino también la imagen de grandeza y severidad de la monarquía de Felipe II.