El Guernica: Análisis de la Obra Maestra de Picasso
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--Guernica: El nacimiento de esta obra está vinculado a unos hechos concretos que sucedieron en Guernica en 1937. Las fuerzas rebeldes escogieron a Guernica como objetivo de lo que iba a ser la primera experiencia mundial de bombardeo a gran escala.
Picasso hizo cerca de ochenta bocetos y dibujos hasta conseguir realizar la obra "El Guernica". Dos años más tarde, el pintor se niega a devolver el mural al régimen de Franco, por lo que lo depositará en el Museo de Arte Moderna de Nueva York. El cuadro es marcadamente expresionista y tiene un carácter esencialmente pesimista. Se suprime el color; todo quedará reducido al blanco, al negro y a matices grisáceos. La crucifixión tiene en común con "La corrida de toros" y "Los desastres de la guerra" las referencias al sufrimiento de una víctima inocente. En primer plano hay un personaje en tierra que nos presenta en una mano un arma y en la otra una herida. Las heridas se repiten por todas partes, adquiriendo a veces un perfil punteagudo, como en las orejas del toro, en las alas del pájaro que cae, o en los dedos de la portadora de la luz. Sin embargo, hay una herida que sobresale: la herida del costado del caballo.
Esta fuerza queda neutralizada por la presión de una serie de fuerzas "desastre", como las del rostro de la madre, abrumada por la presencia del monstruoso toro, o la mujer envuelta en llamas que busca huir del fuego. A la izquierda está representado el descendimiento en la figura de la mujer que grita, sosteniendo a su hijo muerto en brazos, buscando con su vibrante gesto un acompañamiento para su dolor, del cual hace partícipe a toda la humanidad. El cuadro se encuentra protegido por lo que podemos llamar miembros heroicos que, con un tamaño muy superior al de las otras figuras, parecen como si lo sustentasen. El caballo que pinta Picasso es bien distinto a los que conocemos en sus etapas anteriores. El torero también tiene su protagonismo en la figura del guerrero, en la que, con los brazos abiertos, no solamente recuerda al gesto de crucifixión, sino que también al matador desafiando a la muerte en el pase natural, como queriendo transformar la tragedia en el acto triunfal de la corrida.