La Guerra de los Treinta Años y la Crisis del Siglo XVII en España

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La Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía Española en Europa

Felipe III (1598-1621)

El primer valido, el Duque de Lerma, logró la paz con las Provincias Unidas de los Países Bajos, Francia e Inglaterra. Sin embargo, las hostilidades volvieron con la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto entre católicos y protestantes que se intensificó cuando Fernando II, de la Casa de Habsburgo y católico, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que no fue aceptado por los protestantes. Felipe III entró en la contienda para apoyarlo.

Felipe IV (1621-1665)

Francia, bajo el reinado de Luis XIII y su valido, el Cardenal Richelieu (católicos), apoyó a los protestantes en la Guerra de los Treinta Años para debilitar a los Habsburgo. Francia se alió con Holanda, Suiza, Suecia, Parma, Mantua y los príncipes protestantes alemanes, declarando la guerra a España en 1635.

El Conde-Duque de Olivares, nuevo valido, ideó la Unión de Armas, que exigía que todos los territorios de la corona hispánica aportaran dinero y hombres para la contienda.

Al principio, la guerra fue favorable para España, con victorias como la de Breda, bajo el mando de Spínola. Sin embargo, la crisis de 1640 (revueltas en Cataluña, que se anexionó a Francia, Andalucía, Aragón, Vizcaya, Sicilia y Nápoles) provocó una serie de derrotas, comenzando por la batalla de Rocroi en 1643. Tras la muerte de Richelieu y Luis XIII, fueron sustituidos por el Cardenal Mazarino y Luis XIV (de 5 años). Finalmente, las tropas reales derrotaron a los rebeldes, excepto en Portugal, que logró su independencia en 1668.

La Guerra de los Treinta Años terminó con el Tratado de Westfalia (1648), que marcó el fin de la hegemonía española. España solo firmó la paz con Holanda, reconociendo su independencia. La guerra contra Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos (1659), donde España perdió el Rosellón y la Cerdaña.

Carlos II (1665-1700)

Carlos II tuvo una salud enfermiza y poca capacidad mental, por lo que siempre tuvo validos que se encargaban de las labores de gobierno. Durante su minoría de edad, destacó Fernando de Valenzuela. Desde 1676, Juan José de Austria (hijo de Felipe IV) asumió el poder. El último valido fue el Conde de Oropesa, quien mejoró la desastrosa situación económica y social.

A pesar de la crisis económica, España mantuvo cuatro guerras contra Luis XIV de Francia (el Rey Sol), que culminaron con las Paces de Aquisgrán (1668) y Nimega (1678), donde se perdió el Franco Condado. En la última contienda, España, con la ayuda de Austria, Inglaterra, Holanda y Suecia, frenó al rey francés en la Paz de Ryswick (1697), que fue favorable a España.

La muerte de Carlos II sin descendencia provocó la Guerra de Sucesión, donde se enfrentaron Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV) y el Archiduque Carlos (hijo del emperador de Austria, Leopoldo I de Habsburgo).

Principales Factores de la Crisis Demográfica y Económica del Siglo XVII y sus Consecuencias

Crisis Demográfica

En el siglo XVII, el crecimiento demográfico fue negativo en los dos primeros tercios del siglo, con una disminución de la población hasta los 6 millones de habitantes. En el último tercio, la población ascendió hasta casi 7 millones. Las causas del descenso fueron las epidemias (peste negra), la expulsión de los moriscos (300.000 puestos de trabajo en el campo), la emigración a América (más de 50.000 personas) y las continuas guerras (Guerra de los Treinta Años, crisis de 1640).

Consecuencias

Se agravó la separación social entre los estamentos privilegiados (nobleza y clero) y el estado llano (aumento de impuestos que llevó a la ruina a gran parte del campesinado, aumentando la marginalidad: pícaros, mendigos). También hubo diferencias sociales en el terreno religioso entre cristianos viejos y nuevos, descendientes de judíos o musulmanes, y la exigencia de limpieza de sangre por parte de diversas instituciones.

Toda esta coyuntura desembocó en la toma de conciencia de la decadencia del país.

Economía

El periodo de expansión económica del siglo XVI se truncó debido a todo lo expuesto. La economía entró en una aguda crisis. Los gastos en política exterior impidieron la inversión en el país (del oro y la plata de América).

El sector principal era el agropecuario (productor de secano: vid, olivo, trigo). La agricultura castellana cayó en rendimiento (menos maíz). No hubo despegue industrial. Las remesas de plata disminuyeron.

La situación económica empeoró por la inadecuada política económica de los gobiernos, que envilecieron la moneda (menos plata en su contenido) y aumentaron los impuestos. Desde 1680 hubo una pequeña revitalización económica, más intensa en la periferia peninsular.

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