La Guerra Civil Española: causas, desarrollo e implicaciones internacionales
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La Guerra Civil Española (1936-1939)
Antecedentes y estallido del conflicto
Tras el fracaso de Diego Martínez Barrio en su intento de negociar con los militares rebeldes, se desencadenó la Guerra Civil Española. El gobierno de Giral autorizó la entrega de armas a las organizaciones obreras para defender la República. Este conflicto, que se prolongaría durante tres años, puede considerarse un preludio de la Segunda Guerra Mundial, donde se enfrentaron los defensores de la democracia contra el fascismo.
La Guerra Civil Española fue, a su vez, una lucha de clases entre patronos y obreros, terratenientes y jornaleros, e incluso un enfrentamiento entre la Iglesia y el anticlericalismo.
Implicaciones internacionales
El conflicto rápidamente adquirió dimensiones internacionales debido a las tensiones políticas existentes en Europa. El auge del fascismo en Italia y Alemania preocupaba a países como Gran Bretaña y Francia, que intentaron evitar una nueva guerra en Europa. Para ello, acordaron con las potencias fascistas un Comité de No Intervención en agosto de 1936.
Sin embargo, Italia y Alemania incumplieron lo establecido y proporcionaron material bélico y voluntarios a los sublevados, como los Camisas Negras italianos o la Legión Cóndor alemana. Las fuerzas sublevadas también contaron con el apoyo de Portugal, que envió a los Viriatos (10.000 voluntarios).
Alemania jugó un papel fundamental, ya que, gracias a su puente aéreo, los militares rebeldes pudieron cruzar el Estrecho de Gibraltar, protegido por la Armada, afín a la República.
Por otro lado, la República apenas contó con apoyos, excepto la Unión Soviética y, en menor medida, México. La URSS, dirigida por Stalin, se mostró prudente inicialmente, pero con la intervención de Hitler y Mussolini, decidió colaborar con el gobierno de la República y enviar asesores militares y armas. Este gasto militar sería pagado a Rusia con las reservas de oro del Banco de España.
Además, acudieron a participar en la Guerra Civil las Brigadas Internacionales, partidas de voluntarios (entre 40.000 y 60.000 en toda la guerra) procedentes de diversos países, estimuladas por la Internacional Comunista o Komintern para defender la democracia frente al fascismo. Estas brigadas se destacaron en la defensa de Madrid y en elevar la moral de las tropas republicanas. Entre ellos estaban escritores como Hemingway o Orwell.
Desarrollo de la guerra
En el verano de 1936, España quedó dividida en dos zonas: la sublevada, que abarcaba regiones agrarias, frente a la España que se mantuvo fiel a la República, que englobaba regiones de perfil más urbano e industrial, pero también regiones agrarias como Castilla-La Mancha, lo que inicialmente daba una ventaja a los republicanos.
Sin embargo, los primeros momentos fueron muy importantes para la evolución del conflicto. La falta de unidad de mando en las tropas republicanas y los diferentes criterios de actuación por parte de las milicias obreras, contrastaban con el mando concentrado en el bando rebelde bajo el mando del general Franco.
La guerra en la retaguardia
La guerra se libró en el campo de batalla, pero también en la retaguardia, donde se aplicó una política de terror y aniquilación del contrario. El avance de los sublevados significaba la detención de alcaldes, gobernadores civiles y de todo aquel que defendiera la República. La declaración del estado de guerra les permitió sustituir a los jueces por tribunales militares. Las sacas y los paseos por parte de los civiles y fuerzas de la Falange fueron muy frecuentes.
En el bando republicano, esa violencia fue contestada con detenciones de los líderes de los partidos de la derecha, terratenientes, quema de iglesias, muerte de muchos miembros del clero, ocupación de fincas y fábricas.